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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Fallece Diego Puerta, un torero como pocos

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FOTOGRAFIA AUTOGRAFIADA DEL TORERO DIEGO PUERTA. MARTIN. MADRID. (Otros Coleccionismos - Tauromaquia)

Fallece Diego Puerta, un torero como pocos

30 Noviembre 11 - Sevilla - Paco Delgado- La Razón.es
Termina noviembre, el mes del luto, con una noticia no por esperada menos triste: Diego Puerta ha muerto. En la madrugada del día 30 fallecía en Sevilla, a los 71 años de edad y tras un fallo multiorgánico, el que fuera matador de toros y ganadero Diego Puerta, que arrastraba desde hacía varios años una grave enfermedad.
Diego Puerta Dianez nació en Sevilla el 28 de mayo de 1941, debutando en Aracena el 16 de septiembre de 1955. Se presentó en la Real Maestranza de Sevilla en 1957 y en Las Ventas lo hizo en 1958. En ese mismo año, el 29 de septiembre, tomó la alternativa en Sevilla, teniendo como padrino a Luis Miguel Dominguín y a Gregorio Sánchez como testigo y toros de Arellano. Alternativa que confirmó el 20 de mayo de 1960, siendo su padrino Manolo González y Chamaco el testigo. Entre 1960 y 1974, año en que se retiró, mató más de 3.000 toros.
Es, sin duda, uno de los grandes símbolos del toreo de los años sesenta del pasado siglo, una época dorada de la tauromaquia, con un par de docenas de diestros extraordinarios y un toro todavía encastado, repetidor y sin los kilos que enmascaran la falta de raza. Y entre tanto nombre de relumbrón, una terna quedó para el recuerdo y en la memoria colectiva: Puerta, Camino y El Viti. Por algo sería. Y hablamos de los tiempos de El Cordobés, Mondeño, El Pireo, Palomo, Curro Romero, Antonio Bienvenida, Gregorio Sánchez, Antoñete, Ordóñez, Chamaco...
La trayectoria torera de Diego Puerta está plagada de hechos insólitos y actuaciones heróicas. La historia de sus 1.148 paseíllos vestido de luces constituye la historia de una verdadera epopeya, narrada con mano maestra por Antonio Díaz Cañabate. Una de esas tantas tardes que por sí solas bastarían para entronizarle en el olimpo torero fue la del 30 de abril de 1960, anunciado con su primera corrida de Miura en Sevilla. Cómo sería aquella actuación en el quinto de la tarde, que cuando, desvanecido, llegó a la Enfermería el equipo médico de la Maestranza le recibió con una ovación cerrada. No se recuerda caso así.
"Hace tres horas - escribió Cañabete en ABC - que terminó esta corrida de otros tiempos. Aún estoy vibrando de una emoción que si desconocida por la mayoría de los espectadores que la sintieron en la plaza, para mí era un reverdecer de la que sentí en mi juventud. Cuando había toros de seiscientos kilos fieros y poderosos y toreros valientes como Diego Puerta, que no se impresionaban ante el poderío y la fiereza".
Representante y estandarte de la torería sevillana -su ciudad puso su nombre a una de sus calles-, a lo largo de su carrera, en la que se consolidó como una de las principales figuras de su tiempo, dejando el sello de torero tan artista como valiente -se le llamó Diego Valor- sufrió más de 50 cornadas, cuatro de ellas graves: el 21 de abril de 1963 en Barcelona; en 1972, una en Jerez de la Frontera y otra en Zaragoza y la última en 1974, también en Zaragoza, tres días antes de cortarse la coleta.
Tras su retirada se dedicó a la ganadería que había formado al poco de tomar la alternativa y durante varios años fue también empresario de la plaza de toros de Castellón.
Sirva su recuerdo de acicate y estímulo para las nuevas generaciones toreras y de bálsamo y gozo para quienes durante mucho tiempo disfrutaron de su arte, coraje, profesionalidad y valor. Fue, sin duda, un torero como pocos.
Diego con el toro "Escobero" de Miura / Sevilla 1970
A Diego Puerta le llevaron las dos orejas del miura la enfermería...

Juan Belmonte, al natural

sábado, 26 de noviembre de 2011

EL MITO DE CURRO ROMERO / Por Ignacio de Cossío

El mito de Curro Romero/ Ignacio de Cossio
 

Conferencia pronunciada por el escritor, periodista y crítico taurino Ignacio de Cossío con motivo de los Cursos de Verano de la Universidad de Almería, celebrado en la Plaza de Toros de Roquetas del Mar, junto al historiador y cronista José Luis Suarez Guanes y al taurino y mozo de espadas del gran Faraón, Gonzalo Sánchez "Gonzalito".

¡Señoras y señores! Buenas tardes y gracias a todos por acompañarme un día tan especial. En primer lugar quisiera felicitar al Ayuntamiento de Roquetas de Mar en su Área de Educación y Cultura, a la Universidad de Almería y a la empresa de la Plaza de toros de Roquetas de Mar, especialmente en la figura del diestro Víctor Zabala de la Serna, por concederme la posibilidad de encontrarme aquí en la ciudad de Roquetas del Mar y ante los universitarios almerienses para hablarles del maestro Curro Romero.
Curro Romero, es el último torero de leyenda, de personalidad arrolladora, mitificado hasta la misma linde de la mitología taurina. Su toreo tan lleno de garbo, señorío y empaque ha sido imposible de explicarse del todo, resulta difícil catalogarlo, encasillarlo por su forma de interpretarse, no es sevillano, no es agitanado sino más bien rondeño pero no totalmente, era personalísimo, inconfundible, irrepetible como la esencia de Romero, Curro Romero sin más.
Llegó al toreo por el camino de la necesidad, que no es otro que el que alimenta el espíritu de los valientes. Nace, en el seno de una familia humilde y obrera que pastorea ganado tras la guerra civil en el Cortijo de Gambogaz propiedad del General Gonzalo Queipo de Llano, y allí mismo guardando vacas, ovejas y cochinos escucha los primeros olés de su vida, arrastrados por el viento, que desde la Maestranza le llegaban con el río.
A los catorce años de edad cuando siente la necesidad de escapar de ese mundo que le rodea, se adentra en el planeta de los toros, un territorio que no le era menos familiar por otra parte pues su padre era un buen aficionado e incluso tenía un tío paterno que llegó a torear de becerrista en la plaza de toros de Sevilla.
Con el apoyo de los suyos y el paso de unos años comienzan los tentaderos que le permitirán debutar de luces con éxito en la Pañoleta el 25 de Julio de 1954; y dos meses más tarde hacer lo propio con caballos, concretamente el 8 de septiembre en la ciudad de Utrera, actuando con Juan Gálvez, Paco Corpas y Ruperto de los Reyes, recogiendo un sonoro triunfo.
Su carrera se toma un descanso a la vuelta de su actuación en Barcelona el 1 de enero del siguiente año para incorporarse al servicio militar en la Maestranza de Artillería de Sevilla sito a escasos cien metros del Coso de Baratillo. Una vez licenciado y con la recomendación de su apoderado Antonio Chaves, nieto de “Camero” – el que fuera picador con Joselito, y con la intermediación de Diodoro Canorea-, logra debutar en Sevilla, el 26 de mayo de 1957, sustituyendo al herido Juan García “Mondeño”.
La tarde de su presentación en Sevilla y especialmente la faena realizada al sexto novillo de la tarde de nombre “Radiador” de Benítez Cubero, causó un impacto mayúsculo entre los aficionados que pronto comienzan a comparar su personalísimo empaque y majestad con el mismísimo Reverte o Antonio Fuentes.
En su primera etapa surge el Romero más puro, el más clásico, el más belmontino, fiel a la mejor tradición de los toreros de los años treinta.
Si Paula fue el sueño del Pasmo, Curro es su sonrisa, la alegría, el disfrute del arte. Toreo cien por cien natural, aunque, sin el dramatismo ni el barroquismo gitano, se convirtió de repente en la sombra del toreo flamenco en pro de esa cruzada que se dió en llamar por y para el arte.
Recordemos los versos del poeta valenciano Rafael Duyos:
¿No hay guitarra que te cante?
¿No hay soleá que te nombre?
¿No hay son de palmas que diga
Lo lento de tu capote…?E
n aquellas fechas puede decirse que nació a la vez el movimiento más leal que ha existido alrededor de la figura de un torero, cuasi una religión, más conocido como el “currismo”. De Sevilla se extendió a todo el país formando legiones enteras de aficionados que le siguieron, lo esperaron y se deleitaron con su buen toreo desde entones hasta hace casi nueve años en donde decidió retirarse definitivamente tras un festival toreado en La Algaba, contando con sesenta y seis años de edad; y cuarenta y dos años de profesión a sus espaldas.
El paso de Curro Romero en la historia de la tauromaquia ha sido trascendental pese a demostrar una irregularidad considerable en su trayectoria profesional. Las tardes gloriosas se intercalan con las más decepcionantes, descubriéndonos hitos y cifras que nos hacen romper cualquier otra estadística conocida, lo de Curro era imprevisible, tenía que estar muy seguro que el toro tenía condiciones ya que para su forma de interpretar el toreo requería de un toro bravo que siempre obedeciera hasta el último tercio y eso según el maestro apenas salía muy de tarde en tarde.
A lo largo de su extensa carrera se puede afirmar que el estilismo y la personalidad arrolladora de Curro Romero, unido a un gran oficio y una buena técnica a su servicio para abreviar con el toro que no le convenciera y finiquitar al complicado, le convirtió en un erudito taurino, con él cada fracaso le daba tanto caché como a los demás los éxitos, convirtiéndose aún durante sus tardes negras en todo un héroe popular.
En el recuerdo de aquellos años se conservan faenas memorables como la de su debut en la plaza lisboeta de Campo Pequeño, en donde se entretuvo en dar cuatro vueltas al ruedo mientras que los capitalistas al finalizar el festejo se lo llevaron a hombros hasta el hotel situado a cinco kilómetros de la plaza. Tan solo Manolo dos Santos en su despedida y Curro Romero en su debut novilleril han logrado salir a hombros por la plaza portuguesa.
Curro deja tras de sí toda una manifestación de partidarios y detractores, que se afianzan con el tiempo, heredándose de padres a hijos. Su toreo no deja a nadie indiferente, genial en todo y por todo, hermanado con el Divino Calvo, Rafael El Gallo en aquello de hacer de la improvisación inspirada por los sentimientos toda una religión. Nunca se sabía que iban a hacer, ni el cómo ni el porqué. Capaces de todo y de nada. De armar un alboroto o formar la marimorena. De triunfo increíble o de fracaso impensable. De dos orejas y rabo o toro al corral.
Siempre distintos y únicos de un día para otro.La alternativa no se hace esperar y la toma sin pena ni gloria el 18 de marzo de 1959 en Valencia contando como padrino Gregorio Sánchez y testigo Jaime Ostos, el toro tocado en suerte del Conde de la Corte se llamó “Vito”.
Otra actuación En el Domingo de Resurrección en Málaga le preparan para su vuelta a la Feria de Abril en Sevilla. Esta sería la primera de sus cuarenta ferias abrileñas interrumpidas en las que tomó parte el camero.La tarde de 26 de mayo de aquel año frente al novillo “Gallego” de Peralta, realiza una de sus mejores faenas. Las fotos de la efeméride delatan un toreo de cante grande, de mucha entrega, de compás abierto, de pierna adelantada, de manos muy bajas, arrastrando el capote a lo Curro Puya.Antonio Díaz-Cañabate notario de excepción del triunfo de Curro con el de Contreras afirmó tras su actuación maestrante:“Ya ví a Curro Romero. Sevilla es la tierra del duende. El duende es lo misterioso del arte flamenco. Curro Romero vino a la Feria y el duende lo acompañó escondido en el capote embrujado, en la muleta. Y no fue Curro Romero. Fue el duende el que toreó ¿Quién si no es capaz de ensoñar unas verónicas como las que vimos al duende que cosquilleaba a Curro Romero y que se abrieron en el tercer toro...como rosas? ¡Pues vaya por las rosas!, que se metieron en el aire transformadas en prodigiosos lances por la magia del duende inspirador (…) Y en el sexto…era al anochecer. El sol, en cielo aún, pero no en la Maestranza. Luz de crepúsculo incipiente. Luz desmayada de Sevilla en abril. Y el duende brincando en la muleta de Curro Romero. “Vamos pa el toro, que esta muy güeno”. Y el duende, quietecito en la muleta dijo por lo bajines: ¡Allá va el misterio! ¡Allá va el arte! Los tres pases por bajo, asombrosos, se quedaron como tres esculturas de manos griegas. (…) Y a la salida me tropecé a Curro, calle Adriano adelante en alto de la multitud, mientras el duende se quedó en el ruedo, dormido sobre tres pases asombrosos, almohada de la gracia.
Gregorio Corrochano no se queda corto tampoco y remata faena el mismo día:“Curro Romero bordó el toreo, según dijo una linda mujer de mi vecindad; pintó el toreo, dijo un hombre; esculpió el toreo, opino yo.
Porque es verdad que tenía primor de bordado; es verdad que tenía colorido de paleta de pintura; pero también es verdad que la pintura tenía relieve, y eso ya es escultura. Tenía son de armonía y composición; por eso cuando sonó la música en la faena yo no sabía si tocaba la banda de la plaza o salía el pasodoble de la muleta de Curro Romero; de aquellos primeros pases tan precisos, tan limpios, tan medidos, que parecía que el toro empujaba la muleta con su aire, sin lograr alcanzarla con las astas…”Sevilla no dejaría de disfrutar con su arte en otras tardes apoteósicas como: la del sobrero de Clemente Tassara en el año 60 en donde la afición afirmaba que se marchaba un torerazo llamado Manolo González y que llegaba él con aire fresco; la tarde en solitario con los seis toros de Urquijo del 66 en donde le otorgarían ocho orejas, único espada hasta el momento que logrado obtener tantos trofeos en la Maestranza; otra faena a otro toro de Urquijo en el 67; la tarde del 68 frente a distintas ganaderías; la del 80 frente a un toro de Carlos Núñez; o la del toro de Martín Berrocal en el año 72 en donde cortó 3 orejas y se negó a salir a hombros. Cinco que bien pudieron ser seis Puertas del Príncipe atesora nuestro Curro de su paso por la Maestranza.
Curro es una realidad que nos afecta desde muy pronto a todos, recordemos a D. José María de Cossío en sus últimas palabras rescatadas de su Disertación final de los toros en su último tomo del Tratado Técnico e Histórico de Los Toros publicado en 1961, al terminar pronosticando una realidad muy próxima:“Hay un diestro de Camas, Curro Romero, apunta, y ya más que apunta, todo el embrujo el toreo sevillano, con un son menos jubiloso y un aire más grave, pero no menos depurado y atractivo. (…) Curro Romero pertenece a esa especie de toreros artistas que produce Andalucía, puede decirse que por la gracia de Dios.
La calidad de su toreo es extraordinaria y, aún en tardes menos afortunadas, perceptible por los verdaderos aficionados. No busca el éxito en excentricidades ni nuevas suertes, sino la personalidad que presta a los eternos lances de la lidia" .Curro Romero en aquel entonces contaba con tan sólo veintiocho años de edad y dos de alternativa.Por aquellos primeros años sesenta le cogen mucho los toros y le hieren de suma gravedad. Era una quimera, se decía torear con aquella pureza a cualquier toro.
En la segunda etapa, Curro sufre, una auténtica trasformación estética, comienza la reencarnación de Cagancho basado en un toreo más suave, más frágil y menos grave. El arte de Romero nace en las yemas de los dedos nadie mece la verónica con tanta suavidad, con tanta dulzura un lance se convierte en una pura caricia. Los pies asentados en la arena, el pecho fuera, siempre vestido como un príncipe y luego como ligaba uno y otro lance de punta a punta de la plaza. Desde una trinchera a un cambio de manos todo en él parecía realizado sin esfuerzo aparente. La hondura de la primera época se transformó en empaque, cadencia y arte.
El poeta montañés Gerardo Diego nos desvela el secreto de su verónica caló:
Lenta, olorosa, redonda,
La flor de la maravilla
Se abre cada vez más honda
Y se encierra en su semilla.
Cómo huele a abril y a mayo
ese barrido desmayo,
esa plaza de desgana,
ese gozo, esa tristeza,
esa rítmica pereza,
campana del sur, campana.
La confirmación en la capital se confecciona con un cartel netamente sevillano: Pepe Luis Vázquez, Manolo Vázquez y Curro Romero con toros de Eusebia Galache, se celebra el 19 de mayo de 1959 y se suspende durante la lidia del tercer toro, tras una lluvia persistente.
No hay opción de ver a Romero pero la empresa repite cartel el 20 de septiembre del mismo año y Curro lo borda con un sobrero de Aleas de nombre “Regatero”.
Cañabate nos relata con entusiasmo la faena al día siguiente en el Diario ABC:
“Los espectadores abrieron los ojos nada más ver los dos ayudados por alto iniciales de la faena de Curro Romero. Espatarrado, cimbreante el cuerpo, cargando la suerte con majeza y empaque. Y de aquí para adelante. Una faena de toreo puro. Una faena llena de hermosura, la sin igual hermosura del toreo clásico realizado y realzado con la arrogancia, la finura, y el temple de un muchacho con gran planta de torero. Naturales con la derecha. El solo adorno de dos molinetes. ¡Pero qué molinetes! Lentos, lentísimos, suaves rítmicos, armoniosos. Se despertó Curro Romero y tan luminoso fue su despertar que el crepúsculo vespertino parecía un amanecer. El amanecer del toreo puro, casi siempre nublado por las nubes de lo monótono, de lo vulgar. Mató de una estocada, le concedieron una oreja y salió a hombros”.
En Madrid con esta primera salida a hombros adquiere un cartel inmejorable, siempre con máxima expectación, en donde se le ha esperado y querido mucho. Allí sumaría siete de las ocho Puertas Grandes que pudieron ser pues también se negó a salir a hombros otra tarde en Las Ventas.
Desglosemos sus apoteósicas salidas venteñas: la del 59 con el mencionado de Aleas; la de la faena al arellano del 62; la tarde en la corrida de la Prensa con los alipios en el 63; la tercera salida a hombros en el año 65, dos más en el 66 con toros de Antonio Pérez de San Fernando y la del 67 con el famoso “Marismeño de Benítez Cubero junto a Camino y Puerta.
Curiosamente el día antes de la faena al citado “Marismeño” en el mismo escenario se dejó un toro vivo de “Cortijoliva” que resultó muy manso en el primer tercio y que por discrepancias presidenciales acabó el diestro sevillano detenido y conducido al calabozo.
Más tarde en el año 73 es cuando se niega a salir a hombros tras una gran faena de dos orejas a otro toro de Benítez Cubero, inexplicablemente.
Otra de sus gloriosas faenas y posiblemente la mejor de todas, según el cronista Vicente Zabala Portolés, se produjo en el Corpus de Granada el 23 de Junio de 1973, como así nos la relata con verdadera pasión el genial cronista madrileño desde el coso de Los Cármenes:“Las manecillas se habían detenido para ver torear. Y los gitanos del Albaicín rompieron a cantar por lo grande, y los de la Peña Platería lloraban como niños, y los jardines morunos se deshacían en fragancias, y los gorriones inmovilizaban el vuelo justo sobre la plaza de toros, y las gargantas enronquecían perdiendo la noción de los olés, y se sentían las sonantas, y Rafael llamaba a Chicuelo invitándole a que se asomara a los palcos del cielo…”Para Curro Romero el torear es un ejercicio del espíritu, es parte de su vida, es la fuente de su inspiración diaria en donde solo hay majestad y armonía, allí parece detenerse el tiempo, ya no se trata de torear despacio sino de perder la noción de la realidad y trasportarnos con él a imágenes del pasado. Curro frente al espejo de su cuarto de camas cuando toreaba de salón con el capote de su tío; Curro en la soledad silbante del artista entre los pinares de Aznalcázar a primera hora de la mañana, en el color de sus trajes en donde el verde se extiende como un arco iris desde el verde botella, mar, manzana, pistacho, lago hasta su talismán aceituna, transformado en música celestial cada pase con sus únicos instrumentos: el capote y la espada, haciéndonos a todos más presente ese aroma y esa esencia de romero.
Decía Vargas Llosa que nunca había visto hacer el amor a tanta gente y al mismo tiempo que cuando toreaba el Curro Romero en la Maestranza. Algo de seducción hay en su toreo embriagador, mágico y silencioso.
El escritor peruano nos recordó que el toreo es un espectáculo que se desdobla: el del torero y el del amor compartido y exhibido sin vergüenza, el del espada cuyas acciones y desplantes se ven enriquecidos por la calidez del sentimiento que, como un efluvio, mana de los tendidos hacia el albero, incitando al diestro a triunfar, a doblegar a su adversario, y el del artista que, potenciado por el mimo y el halago, por la fe y el cariño que suscita, se empeña y multiplica.
Curro Romero nunca se traicionó a él mismo y a su personal toreo, siempre supo esperar y nunca se quedó a medias cuando el toro lo merecía; en definitiva que no pensó a lo largo de sus muchos años en activo en otra cosa que en los toros. Su afición desmedida posiblemente fue el secreto de su notable éxito y fama. Él nos enseño la fuerza del toreo con su diminuto capotito y muleta, especialmente a la diestra en un mundo en que además y todavía continúan todos corriendo sin pararse.
En su tercera y última etapa valía el precio de la entrada por sólo verle hacer el paseíllo con aquella elegancia heredada de Lagartijo, que hasta en las tardes más aciagas nadie como él tenía aquella dignidad torera hasta abandonando la plaza llena de almohadillas.
En el recuerdo de aquella época tres tardes felices, la faena de los naturales en San Sebastián en el año 73; una grabada a fuego a cámara lenta en la retina de muchos aficionados dibujando cuatro derechazos eternos ligados en redondo vestido de canela y azabache al toro “Caraderosa”, de Garzón en las Ventas junto a Antoñete, celebrada el 7 de junio de 1985, en aquella ocasión tras el triunfo de Antoñete todos salieron hablando de Curro, como lo haría….; y otra la faena llena de empaque en el año anterior al toro “Flautino” de Gabriel Rojas en Sevilla, un lunes de farolillos con sabor a resurrección romerista y otra gran faena.Todos en mayor o en menor medida nos identificamos con él, nos hizo sentir compañero en la derrota y triunfadores junto a él ante el éxito.
Puede decirse que fue una parte de nosotros mismos, a Curro hay que quererle, no hay mas remedio. Los anticurristas han sido los más fieles y los que más le han amado y es que, como me contó en alguna ocasión una gitana en Triana, es una chispa lo que hace ser distinto a los demás.
El ser más grande, el revelarse contra lo rutinario. Curro Romero lo ha sido no solamente en la plaza sino en la calle, como así lo hemos podido comprobar quienes hemos tenido la gran suerte de haberlo conocido de cerca, ya no podemos verlo de otra manera, el representa nuestro último mito del toreo, la última leyenda viva. Muchos años de gloria para el único faraón vivo del toreo.
Fuente: Blog Ignacio de Cossío / http://deltoroalinfinito.blogspot.com

jueves, 24 de noviembre de 2011

FRANCO CON LOS TOREROS Y POR LA FIESTA NACIONAL

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-El Jefe del Estado con Doña Carmen
Palco de Honor de la Plaza de Las Ventas de Madrid -

Los toreros cumplimentan a Su Excelencia en el antepalco de Las Ventas
Álvaro Domecq,Manolete, El Andaluz, Ángel Luis Bienvenida, El Estudiante
Con el Generalísimo,
Ángel Peralta, Manolo Vázquez, Rafael Ortega, Antoñete


Francisco Franco recibe el saludo efusivo de Antonio Bienvenida
El Caudillo entre Gregorio Sánchez y Curro Girón
Franco rodeado por Alvarito Domecq, Gabriel de la Casa, Paquirri, y Raúl Aranda
Sus Altezas los Príncipes Juan Carlos y Sofía acompañan a Su Excelencia el Jefe del Estado.
Manuel Benítez "El Cordobés" y Sebastián Palomo "Linares"
Ruiz Miguel, El Niño e la Capea, y Roberto Dominguez
Francisco Franco y Esposa
Litri, Atº Binvenida, Julio Aparicio, y D. Ortega
Festival en El Pardo
Alvaito Domecq, Litri, El Cordobés, F. Bohórquez, y El Pipo

lunes, 21 de noviembre de 2011

Juan Barjola: Tauromaquia

Juan Barjola,1990. Óleo sobre lienzo. 200 x 150 cm. Colección particular. Madrid. España.



Juan Barjola,Torre de Miguel Sesmero, 1919
Hijo de campesinos, estudió en la escuela de Artes y Oficios de Madrid, y aprendió copiando a maestros como Goya, Brueghel o El Bosco en el Museo del Prado.

En una primera etapa, su estilo mezcla un cubismo naturalizado, siendo la figura humana el centro de su discurso pictórico. Tras su viaje a París y Bélgica, donde descubre a Ensor, Matisse y Rouault, dotará a su obra de un mayor expresionismo.

Cuando llegan los años sesenta, aborda un realismo social, en el que la violencia y el miedo se alzan como categorías, traduciéndose esta inquietud, en una representación del espacio como prolongación existencial de las figuras, como si el espacio naciera de ellas.

Profesor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1988 se inauguró el Museo Barjola en Gijón.


jueves, 17 de noviembre de 2011

Añoranza de la Fiesta


Artículo escrito por Don OLE-GARIO, en el semanario barcelonés La Fiesta Brava del 12/1/1932


No sabe uno lo que aprecia las cosas,hasta que se ve privado de ellas. Así nos
pasa a los aficionados a los toros que hasta que llega el invierno y con él el obligado intervalo taurino no nos damos perfecta cuenta de lo arraigado de nuestra afición por el castizo espectáculo.
Por esto, en esta tarde invernal, encerrados en la tertulia del café, añoramos las
radiantes tardes de toros en que unos arlequines de seda y oro juegan con la muerte ante el entusiasmo o denuesto de esta multitud voluble y apasionada de que se compone el público de toros, que si bien a veces parece cruel, en su fondo no puede ser mejor y a poco que se le dé en afán de complacerle devuelve cien por, uno y eleva a la categoría de Ídolo a quien sabe despertar sus entusiasmos con el desprecio de su vida.
Lástima que hoy la casi totalidad de los componentes de la fiesta la hayan mercantilizado al extremo que lo está, pues debido .1 las exigencias de los unos y los otros la gran masa del público se ha sentido defraudado, y aunque acuda a las plazas no lo hace con aquel entusiasmo, con que lo hacia en otros tiempos no muy lejanos en que se hablaba y discutía de toros en el tranvía, en el café, en la barbería... En fin,cuando era el verdadero espectáculo del pueblo español que lo vivía y sentía.
Algo debe influir también en ello la falta que nos hace una pareja de toreros cumbres,pues muerto Joselito y apartado de toda actividad Belmonte, desaparecieron con ellos los dos últimos mandones del toreo, los únicos que podían imponerse, porque bastaba que sus nombres figurasen en una feria para darle realce a ésta, siendo secundarios los nombres de los demás diestros que integraran el cartel.
Después de éstas y aparte de la bella promesa, truncada por la parca que fue el infortunado Granero, ¿cuál es el diestro que pueda presumir de animar por si solo una feria? ¿cuál es el que tiene la suficiente personalidad para atraerse la popularidad y simpatía que tenían las figuras antes mencionadas?
Recuerdo que cuando era niño los aficionados esperaban con impaciencia el cartel anunciador de la corrida, que se iba a los toros con afición; hoy en cambio, vemos que hasta los verdaderos aficionados van a la plaza por rutina, como irían a otro espectáculo cualquiera, al fútbol por ejemplo, dejando de ser la ida a la plaza el cuadro bello y lleno de colorido que era antaño.
Deseemos pues, para bien de la fiesta, que surja pronto una pareja de toreros que lo sean de nombre y de hechos, que sientan y sepafi anteponer el afán del lucro, el amor a la fiesta, que no tengan tanta administración, pero que salgan siempre dispuestos a darlo todo por afición y nuestra fiesta volverá a ser la verdadera fiesta de España, la que hoy añoramos los verdaderos aficionados, que a pesar de los desenga ños que sufrimos, le somos fieles y que hoy, al vernos privados temporalmente de ella, esperamos con impaciencia la inauguración del nuevo ciclo taurino, con la esperanza de ver realizados nuestros deseos de grandeza para la fiesta sin par.

Don OLE-GARIO, en La Fiesta Brava,12/1/1932

domingo, 13 de noviembre de 2011

Lagartijo y el monosabio



Refieren que un mono sabio,
con pertinaz insistencia,
molestaba á Lagartijo
para que le permitiera
torear; pero el maestro
juzgándolo una imprudencia,
daba siempre al pobre chico
la callada por respuesta,
privándole de ganarse
un puñado de pesetas. 1
El atrevido muchacho
no desistió de su empresa;
pues si el maestro era terco,]
el chico, que era muy pelma,
vio á un amigo del Califa,
que le escucha y le aconseja
que persista en su proposito
y que en la ocasión primera
suplique al célebre diestro
que á su pretensión acceda,
y que será cosa fácil
conseguir lo que desea,
si se lo pide, invocando
la memoria de su abuela;
porque la amó tanto en vida
que á nadie un favor le niega
si al pedirlo, lo pidiere
por la gloria de la muerta.
Más alegre que unas Pascuas
salió el muchacho de aquella
visita; vio á Lagartijo,
y le habló de esta manera:
"Zeñó Rafaé, le suplico
que tenga benevolencia;
sáqueme usté á torear
una tarde tan siquiera;
mire usié que se lo pido
por la gloria de su abuela.„
Vertió una lágrima el diestro,
según los amigos cuentan,
y contestó al pretendiente:
"mañana mismo toreas,
y... hasta matarás un toro,
ti el toro no te revienta...
Llega el momento terrible;
coje el chico la muleta
y el estoque, va hacia el toro
y... ¡duro y á la cabeza!
fué cogido por el bicho,
y lanzado con tal fuerza
que, lo mismo que un gimnasta
dio por el aire tres vueltas,
cayendo como una rana
del circo sobre la arena.
Descompuesto y aturdido
se levanta con presteza,
coje los trastos del suelo,
se dirige hacia la fiera,
y, al perfilarse temblando,
volvió al punto la cabeza
para decir al maestro
con voz perceptible apenas:
"Adiós, zeñó Rafaé;
¿quiere usté argo pa su abuela?,,
E. LASO Y BAÑARES


lunes, 7 de noviembre de 2011

Ortega Cano, no pueden pisar su historia / Por Aquilino Sánchez Nodal


No resulta impertinente ignorar la mugre que envuelve la avaricia y trastoca la verdad. Cuando muchos aficionados taurinos andan en eso de las vacaciones, es preciso recordar el asueto a que obliga este gobierno infame a millones de españoles parados sin caducidad y creciendo. Pues estos traidores siguen en su mentira de prometer el regreso al paraíso a todos los que les ayuden a mantener el terror, la desesperanza y la miseria en España. Gracias a la ruina económica de todas las gentes trabajadoras de este País han logrado que los españoles tengamos la piel más blanca del mundo porque solamente vemos el sol los lunes. Estos malvados dictadores bananeros, los golfos que mandan en España, han conseguido que el vulgo tenga, de nuevo, sangre azul porque las venas se transparentan, el músculo desaparece y el cerebro se destruye frente al miedo y la incertidumbre de un futuro que no nos pertenecerá. La mayoría de los ciudadanos no necesitan descanso, tienen todo el tiempo del mundo para el ocio. Estos magníficos chorizos, en asociación con sindicalistas corruptos, terroristas irredentos y separatistas devoradores han hecho desaparecer las empresas, el trabajo, el turismo y España. Tantas mentiras sobre economía, empleo, “brotes verdes”, “a pachas” con terroristas, nacionalistas, sindicalistas, moros y verdugos americanos nos han llevado a una catástrofe que tardaremos Siglos en reparar. 

José Ortega Cano es el torero. No un torero, ¡es matador de toros!. Mucho más que un mortal corriente. Moleste a quien sea y confunda a quien le odie y se enriquezcan a su costa, buitres quebrantahuesos, hienas insatisfechas sexualmente y mariposonas carroñeras. No entro en referencias de interés personal, que también, es el sentimiento como aficionado y amigo en demanda de reconocimiento, derechos y el respeto que se ha ganado Ortega Cano con su esplendidez artística para ser incluido en la historia de la tauromaquia y la de España. 

En principio existía la Palabra y el Verbo se hizo arte para alumbrar el toreo. Para este hombre impar, su leyenda comienza en la Plaza de Toros de Vista-Alegre, “La Chata”, temporada de 1.973. El cartel resultaba de lo más atractivo para el público. La publicidad en prensa del día de antes daba amplios detalles. Podía leerse en todos los diarios madrileños el cartel y muy variados comentarios relacionados con el festejo y sus protagonistas: 

“Plaza de Toros de Vista-Alegre” 

Mañana domingo, a las 5 de la tarde, 

Inauguración de la temporada. 

¡Grandiosa Novillada! 

Seis Novillos, Seis de don Francisco 

Campos Peña, de Sevilla, para los 

Famosos Novilleros: 

- José Ortega. 

Nuevo en esta plaza 

- Carlos Escolar (Frascuelo) 

Triunfador de la temporada anterior 

- Rafael Ponzo 

de Venezuela, nuevo en esta plaza. 

Taquillas: Victoria 3. 

¡Precios Populares! 

El rabo del palomo, cortado el año anterior, seguía produciendo comentarios en contra y defensas acaloradas de incondicionales carabancheleros que consideraban a Sebastián un hijo ilustre de la barriada toreraa. El tirón de “Frascuelo” era superior, había sido el novillero triunfador del año pasado. José era el futuro, brillaba en espectáculos cómicos despachando becerros con sobresaliente eficacia. Su fama llegaba precedida de sus actuaciones en plazas importantes. Terminó la temporada con más de treinta novilladas y acaso, hubiera duplicado la cifra de no ser por las tres cornadas que sufrió. La primera el 20 de Febrero en Granada en donde resultó herido grave. Reaparece en Málaga el 5 de Marzo y vuelve al hule por la cornada de un novillo de la ganadera, Belén Ordóñez. En Barcelona recibe otra cornada el 1 de Junio por un novillo de Grande que le deja 23 días fuera de servicio. Torea en las plazas de más compromiso, Córdoba, Valencia, Sevilla, Barcelona, Almería y otras de menor calado y en casi todas corta orejas. El día 1 de Agosto se encierra con seis novillos del Conde de Mayalde en Barcelona cortando siete orejas. Concluye la temporada en Zaragoza el 8 de Octubre alternando con “Antoñín” y también, con “Frascuelo”. Después de un año lleno de sacrificios, decepciones y desesperación, toma la Alternativa en 1.974 en Zaragoza. Las empresas le ignoran y le devuelven a la amargura. Tarda cuatro años para ser contratado en Madrid y Confirmar. 

José Ortega Cano es uno de los toreros más heridos de la historia. Si apuntamos el accidente último de automóvil, podemos decir que siempre se ha vestido de sangre y azabache. La indecencia se ha cebado con el torero y mucho más con el hombre. El chapapote diabólico del cotilleo carroñero no puede enterrar la verdad de una vida sacrificada, en lucha continúa por resurgir a tantas agresiones sufridas en lo largo de toda su vida. Ortega Cano mantiene intacto su arte triunfador, el cariño de todos sus amigos y el respeto de las personas que le conocen y admiran por ser espléndido como personal y profesional intachable. 

martes, 1 de noviembre de 2011

Gerardo Diego: Versos dedicados a Belmonte



Ya retumba y resuena
la hueca palma y el vivaz jaleo,
cuando de pronto surge el centelleo
de un dios chaval pisando la arena...
Allá va el robinsón de las Españas,
raptor de ninfas, vengador de Europas,
sin más armas ni ropas
que un leve hatillo, incólume del río.


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