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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Rafael "El Gallo" y su teoría sobre la "espantá" / Por José María Sotomayor



Rafael "El Gallo" y su teoría sobre la "espantá"

Fuente:http://deltoroalinfinito.blogspot.com/
"Las banderillas son las banderillas; el pase natural, el pase natural; el volapié, el volapié, y la espantá, la espantá", decía Rafael "El Gallo". Son palabras que recordaba hace unos años José María Sotomayor en una conferencia pronunciada en la Peña Taurina Los Areneros. Y el genial torero añadía: " Es que yo la espantá la he dado, como todo lo que hecho en el toreo, porque me ha salido del corazón y... por falta de piernas".

* * *

Esta pasaje de la conferencia de José María Sotomayor, que está admirablemente construida y aporta ese otro tipo de datos que son menos usuales en la literatura taurina, dice así:

---Las banderillas son las banderillas; el pase natural, el pase natural; el volapié, el volapié, y la espantá, la espantá.

--Según eso, la espantá ¿es una suerte del toreo?

--¡Ahí le ha dado!

--Y que ha practicado usted de un modo casi exclusivo, a pesar de los imitadores.

-- Es que yo la espantá la he dado, como todo lo que hecho en el toreo, porque me ha salido del corazón y... por falta de piernas.

-- Bueno, bueno...Cuando se dice falta de piernas, se entiende flojas condiciones físicas en el torero. Yo no he sido nunca un atleta. Por eso, cuando veía que no podía dominar al toro, daba la ““espantá””. Yo he sido siempre un hombre lógico.

--¡Rafael!

-- De lo más lógico. Vea usted: estaba delante del toro y veía que me iba a coger, porque usted ya sabe que cuando los toros van a coger, avisan.

--¡No! No lo sabía.

-- Sí. Avisan. Pregunte usted a otros toreros y verá como le dicen lo mismo. Hay un presentimiento, una sensación, lo que le he dicho: un aviso. Y ahora, dígame usted, si sabe que el toro le va a coger, ¿se va a quedar delante de él?

--¡De ninguna manera!

-- Por supuesto que no. Sería del género idiota. Y ahí tiene usted explicado el porqué de la “espantá”.

--A medias. ¿En qué notaba usted que lo iba a enganchar?

-- Eso lo ve sólo el que está con el toro. La gente de los tendidos no se lo explica, pero sus motivos hay. Desde arriba parece que el toro se está quieto; pero a medio metro de él, o a dos metros, según los casos, se oye su respiración, se observa su mirada, se ven sus gestos, y por todo esto y otros muchos detalles, se deducen sus intenciones.

-- Resumiendo... Cuando no se puede con el toro, hay que dar la ““espantá””. Y eso es lo que hacía yo. En cuanto notaba que el toro me iba a dominar, salía por pies. Los toros, no lo dude el amigo, hacen cosas extrañas que el público no puede ver. La espantá no es miedo. Es defenderse del toro. El que tiene miedo lo tiene en todos los toros, y cuando sale de casa ya va a la plaza asustado, y cuando sale a los medios ya ni ve.

--Sin embargo, si el torero se queda quieto, es posible...

----Posible, no. Seguro. Le coge. Y, sabiendo esto, no se va a quedar uno a merced de la fiera. No es miedo, no. Si el toro era bueno y entraba, yo no tenía que dar la “espantá”. Es algo... psicológico. La prueba de que no es miedo es que con toros de esos, como los de Miura, después de haber dado la “espantá”, he vuelto a ellos y he estado superior. Y cerca. Porque yo he sido de los que se han puesto más cerca de los pitones, y por ahí hay miles de aficionados que no me dejarían mentir. Dejémoslo así.

Fuente: Revista de la Peña Taurina de los Areneros,
en su número de junio de 2009´


























































































domingo, 18 de diciembre de 2011

Camaron de la Isla, Aficionado Práctico




El monstruo del cante flamenco fue gran aficionado a los toros y solía ir a tentaderos con el también cantaor de Chiclana, Alonso Núñez "Rancapino".

Ambos frecuentaron ganaderías de la Ruta del Toro cuando eran jóvenes acompañando a Curro Romero o a Rafael de Paula.

Con Curro, Paula o Manzanares (padre) nacería la denominada corrida flamenca en el Festival Tagore de Badajoz, idea del genial Diego Bardón.

Esta foto inspiró a José Tomás, quien se atrevió a dedicarle un artículo en la Revista 6 Toros 6, quien remató su columna con estas palabras: "Bendito seas, Camarón".

martes, 13 de diciembre de 2011

Cogida y muerte de Punteret en Montevideo


El estadio taurino denominado ” La Unión “, el más grande con que contó la capital (Montevideo) se inició en el año 1852. Arquitectónicamente presentaba una planta de forma circular, de unos cien metros de diámetro, con una serie de gradas concéntricas con capacidad para unos 12.000 espectadores. El recinto ocupaba una superficie total de 6.082 metros, el diámetro externo de la plaza era de 100 metros y el coso estaba adornado con 36 bóvedas. Esta plaza duró en pie hasta 1923, fecha en la que fue demolida, después de haber sufrido dos incendios en los años 1869 y 1871.La ultima corrida fue celebrada el 2 de Marzo de 1890 a beneficio del Hospital Asilo Español.

La muerte de un ilustre torero
Punteret (Joaquín Sanz Almenar) nació en Játiva, provincia de Valencia. Torea ahí, a los 24 años de edad, y deja ver cualidades fijas y prometedoras. Es hasta el 19 de diciembre de 1880, cuando se realiza su presentación en Madrid, como banderillero, y el año siguiente, 9 de enero, vuelve a la capital de España como matador de novillos, o segunda espada, en unión de Juan Pastor. A fines de 1885-86 hizo campaña en Montevideo, donde había corridas de importancia y con las figuras del momento. El día era el 26 de febrero de 1888, en la plaza de la Unión de la capital uruguaya y se suscitó el percance trágico a este obcecado diestro quien, en un arranque de pundonor (amor propio) y obcecamiento, trató de banderillear sentado al toro “Cocinero” en una silla. Su arrojo le costó la vida fuera de la patria. su actitud tan descabellada se consideró como un suicidio.


jueves, 8 de diciembre de 2011

Enrique el Mellizo, cantaor y banderillero




EL MELLIZO. Nombre artístico de Antonio Enrique Jiménez Fernández, de origen familiar. Cádiz, 1848-1906. Cantaor. Padre de Antonio El Mellizo, El Morcilla y Carlota. Alternó su dedicación al cante con su oficio de matarife y sus intervenciones como puntillero en las plazas de toros, especialmente a las órdenes del matador Manuel Hermosilla, su amigo íntimo, y con anterioridad actuó como banderillero en las cuadrillas de El Lavi y El Marinero. Fue el descubridor de don Antonio Chacón, al escucharle en una fiesta celebrada en Jerez de la Frontera, en 1886, con motivo del triunfo de Hermosilla en una corrida, recomendándole para cantar con él en la famosa Velada de los Ángeles de Cádiz. Chacón que nunca olvidaría su gentileza, organizó, en 1894, un festival en el Teatro Eslava gaditano, para recaudar fondos con destino a librar del servicio militar a un hijo de El Mellizo, quien con tal ocasión cantó la siguiente siguiriya: Mira la vergüenza / que me has hecho pasar / de andar pidiendo limosna de puerta en puerta / por tu libertad. Siguiriya que al decir de Aurelio de Cádiz a José Blas Vega, la recreó en una de Triana.

Considerado uno de los cantaores más creadores de su tiempo, especialmente por su personalísima y original malagueña, también se le atribuye la creación del cante por tientos, sobre la base de los cantes de El Marruro. En realidad fue un intérprete muy completo, cuya trayectoria artística se desarrolló principalmente en las reuniones y fiestas íntimas, aunque esporádicamente actuó en los cafés cantantes gaditanos La Jardinera, El Perejil y La Filipina. El retrato que de él se conoce, lo divulgó Augusto Butler, a quien se lo cedió el cantaor jerezano Juan Jambre. Ha sido Fernando Quiñones, el flamencólogo que más ampliamente se ha ocupado de la vida y el cante de El Mellizo, por lo que transcribimos seguidamente algunos de sus párrafos sobre el genial cantaor de Cádiz: «Su rareza es tamaña hasta en el plano de la estimación, ya que, aparte de no verse discutido ayer ni escatimado hoy por nadie, desde que empezó a cantar y pese a mostrarse a veces desigual o irregular de racha, y a no tratarse de un lucido profesional viajero, sino de un confinado trabajador del matadero gaditano, El Mellizo disfrutó en vida de un prestigio general entre toda la afición y los artistas de la Andalucía y la España de su tiempo. Su fama se extendió, en una época sin discos y sin medios de difusión, allí donde se cantase o se hablase de flamenco, sin disentimiento ni discusiones: tal vez porque tampoco pueden discutirse las manifestaciones y los fenómenos naturales; hay que aceptar el trueno, la primavera, o el golpe de mar, y algo de sordo trueno huraño, de primavera delicada y de empuje de ola marina hubo, y perdura, en el estilo y los estilos de Enrique El Mellizo, algo violento y tierno, claro y misterioso a un tiempo, distinto y grande, cuya casi imposible combinación hizo posible su genio...

Dueño de un físico insignificante, más bien ingrato, según puede apreciarse en su foto de extraño sombrero y corbata, tristón y romántico por naturaleza, de un atributo y otro deberían nutrirse las aguas vivas de su arte. Es bien conocida, por ejemplo, la historia de su frustración en ciertos enconados amores, frustración que dio origen a la fantástica malagueña doble, en la que los musicólogos han indagado incluso raros prefacios religiosos, arreglados a lo flamenco por el talento del Mellizo durante solitarios, desalentados y amargos vagabundeos por tabernas y templos de su ciudad natal...



Débense al Mellizo, aparte de una clara influencia sobre muchas de las figuras que le siguieron y de una indiscernible colección de expresivas letras, la creación de los tientos y de la ya aludida malagueña doble, una de alegrías sobre tema de jota - con transformaciones totalmente nuevas- y la de, al menos, tres imborrables estilos de soleares y dos de siguiriya...».

Otro flamencólogo que se ha ocupado de El Mellizo y sus cantes ha sido Ricardo Molina: Los buenos cantaores, cuando hablan ex cátedra de Enrique Jiménez conocido por el mote de Enrique El Mellizo, dicen casi indefectiblemente que era un gran músico. Esto, en lenguaje artístico flamenco, se traduce por cantaor dotado de inventiva y de capacidad de adaptación. Sin embargo, definir a Enrique El Mellizo por su virtud musical no es suficiente... - Enrique El Mellizo respondió con más genialidad que nadie (y con más originalidad también) al tipo de cantaor enciclopedista o general. Pero con el mérito de dominar cada cante en particular con la profundidad de un especialista y la personalidad inconfundible de un creador. Siguiriyas, soleares, malagueñas y tangos fueron sus cantes predilectos y en todos ellos dejó la impronta de su genio». En 1970, la Semana Cultural Gaditana Alcances le dedicó un homenaje, consistente en el descubrimiento de una lápida en la casa donde vivió y una sesión de cante en la Escuela Náutica, con la participación de José Menese, acompañado a la guitarra por El Niño de los Rizos, y la presencia de Aurelio de Cádiz y Pericón de Cádiz. Una peña con su nombre se fundó en Cádiz, en 1972.


El Niño de la Albarizuela
Datos extraídos del Diccionario Flamenco
de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz
Cinterco - 1985.

lunes, 5 de diciembre de 2011

EL PRIMER RABO SE CORTA EN MADRID EN 1918

 

http://deltoroalinfinito.blogspot.com/


 
Fue a un novillo, pujante y noble ejemplar de “Pablo Romero”, admirablemente lidiado y muerto por el entonces novillero, se llamaba “Vallehermoso”El crítico “Zig-Zag”, colaborador habitual de La Lidia, escribe una permenorizada crítica detallando lo ocurrido en este festejo histórico, dando importancia por igual a toro y a torero.
La primera vez que en la Plaza de Madrid se concedió un rabo de un toro fue el 11 de agosto de 1918.
Hasta entonces el entendido público de aquella inolvidable plaza de la carretera de Aragón –a la que no asistían tantas mujeres ni turistas como a la de ahora—se había limitado a solicitar una oreja como premio a una faena extraordinaria, y dos en caso muy excepcional. La vuelta a ruedo, o la simple salida al tercio constituían ya un alto honor para el torero que lo lograba.
Eran otros tiempos, otra Plaza, otra afición, otra crítica. Existía más seriedad en la organización y el desarrollo de las corridas, y los toros y los toreros respondían a tales nombres. ¡Había que ver lo que costaba triunfar en la Plaza de Madrid!
Pero vamos al caso. El domingo 11 de agosto de 1918 se celebró la novillada anunciada con cinco reses de don Felipe de Pablo Romero y una de don Matías Sánchez Cobaleda., que sustituía a otra de don Felipe, inutilizada en el desenjaule. Figuraban como matadores José Roger “Valencia”, que días antes había cortado la oerja de un novillo de Salas; Manuel Soler “Vaquerito”, y Eugenio Veltoldrá.
Salió en primer lugar el novillo de Sánchez Cobaleda, un bicho manso y remolón al que liquidó “Valencia” de muy buenas maneras, siendo este obligado a dar la vuelta al ruedo, apareciendo después, uno tras otro, cinco hermosos ejemplares de Pablo Romero, bravos y poderosos, nobles suaves, con arrobas y de fina estampa.
La pelea de todos ellos en la suerte de varas por demás sugestiva y emocionante. Voluntarios y alegres se arrancaron a los montados, empujando con codicia y despazurrando un crecido número de caballos. Por sus muchas carnes llegaron algo aplomados a la muleta, excepto el cuarto, un magnífico toro de veintisiete o veintiocho arrobas, de nombre Vallehermoso, de pelaje retinto oscuro y marcado con el número 33, que resultó bravo, poderoso y enormemente noble desde la salida de los chiqueros hasta que rodó a los pies de “Valencia”.
Un toro de bandera, al que, entre clamorosa ovación, se le paseó por el anillo, mientras el espada exhibía, además de las orejas, el peludo rabo del admirable animal, primera concesión de este género en la Plaza de Madrid. ¿Cómo se relató el inusitado hecho?
Véase lo que al siguiente día del acontecimiento publicó el semanario gráfico La Lidia bajo la firma de “Zig-Zag”, con el título “El más completo y nunca visto triunfo de un matador de novillos”:
Ayer “Valencia” se encaramó por las nubes y se puso cara a cara con el Sol llmándole de tú. ¡Dos orejas y el rabo! ¿Hay alguien que haya conseguido tanto?
Solo “Joselito” y Belmonte registran en su historia fechas memorables en las que lograron cortar dos y hasta tres apéndices auriculares en una corrida celebrada en Madrid. Pero ¿ y el rabo?
Ayer fue la primera vez que en Madrid pareció poca concesión las dos orejas de un toro, y a ellas hubo de agregarse el rabo del mismo para premiar la labor de un torero.”
Continuaba el cronista describiendo la bravura del toro y el brillantísimo trabajo de “Valencia” en verónicas, quites, y banderillas, terminando con los siguientes párrafos:
¿Quieren ustedes algo más? Pues aún hay más. Figúrense que Pepito, armado de todas las armas, muleta en la izquierda y espada en la diestra, llega hasta la misma cara del bruto, le cita y hay una serie de pases de tal calidad que creíamos que era poco lo que había hecho; pero los hubo por alto, por bajo, ayudados, molinetes y una colección de pases cambiando la muleta por la espalda con enorme elegancia. Cada pase necesitaría dos días para detallarse. Ovaciones, olés, delirio general, y el paroxismo el ver que el hombre “Valencia”, perfilándose en corto, tumbándose materialmente sobre el toro y saliendo limpiamente de la suerte, había colocado todo el estoque hasta la guarnición en el mismo hoyo de las agujas. Vaciló el toro un instante y cayó con las cuatro patas por alto. La gente harta de olear y cansada de aplaudir, agitaba los pañuelos en demanda de la oreja. El presidente –señor Rocha—accede a ello y el público sigue pidiendo. Vuelve el Usía a la concesión de otro apéndice y sigue el pueblo soberano pidiendo más premio para el torero que, al fin, logra la lacia y sucia cola del cornudo”.
Por lo tanto, José Roger “Valencia fue el primer torero que en la antigua plaza de Madrid consiguió llevarse en el esportón el rabo de un toro.
Fue a un novillo, pujante y noble ejemplar de “Pablo Romero”, admirablemente lidiado y muerto por el entonces novillero, se llamaba “Vallehermoso”


Fuente: El Cartel Taurino, la Sociedad y los Toros.- Madrid 2008.-Pág. 414.Autor: Ángel Sonseca
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