¡¡V I V A  E S P A Ñ A  Y  S U  F I E S T A  N A C I O N A L !!
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sábado, 22 de diciembre de 2012

MUY FELIZ NAVIDAD



“En el portal de Belén
No podía faltar lo bueno
Había un toro, nadie sabe,
Si Veragua o si Miureño.

Para dar calor al Niño,
Cambió su mugido fiero
En un aliento cuajado
De flores de dulce heno.

Tornó sus roncos mugidos
En villancicos flamencos
Y se cortó las orejas
Para que juegue el Maestro.

Tan embolado está el toro
Al ver al lirio moreno,
Que ha invitado al dulce Niño
Que salga a jugar al ruedo.

Y a Jesús recién nacido,
Tanto le gusta el toreo
Que ha hecho poner al pesebre,
Grada, palco y burladero.

Y Jesús, tan inmortal,
Con un pañalito nuevo,
Corre su mano divina
Con naturales de ensueño.

Y esa noche hubo en el cielo
Un corridón de abolengo,
Con las santas de Manolas
Y santos de puntilleros.

Pero ¿quién llevó a ese toro
Esa noche de recuerdo?
Dicen unos que fue Herodes
Que había sido ganadero.

Dicen, más yo de mi parte
pienso, sí que es lo más cierto,
Que alguna estrella flamenca
Lo sacó de algún chiquero.

Para que se luzca el Niño
Envidia del mundo entero,
Y toreando al natural,
Como jamás lo vio el cielo. 

¡En el portal de Belén
Dando calor a un lucero
Hay un toro, que ante Dios
Se volvió manso cordero”.


domingo, 2 de diciembre de 2012

domingo, 11 de noviembre de 2012

Llanto a la muerte de Espartero según Helguera




Pintores taurinos: Jesús Helguera: 


 Del artista que ocupa este "post" (Jesús Helguera, 1910-1971), puede decirse que no fue un pintor exclusivamente taurino. Ahora bien, este mexicano fue muy conocido en su país por el gran atractivo que ejerció su obra en el gusto popular. Los críticos, en cambio, tildaron su trabajo de sentimental y comercial. Hijo de español y mexicana, su infancia y juventud las pasó en Ciudad Real donde cursó estudios elementales y en Madrid, donde ingresó en la Escuela de Artes y Oficios y más tarde en la Academia de San Fernando. Trabajó como ilustrador hasta que consiguió una plaza de maestro en Bilbao regresando a México en 1938. Casi desde entonces y hasta su muerte Helguera trabajó como artista exclusivo de Cigarrera La Moderna, empresa que realizaba los famosos calendarios anuales popularísimos en el México de los cuarenta y los cincuenta. Metódicamente cada año recibía un guión de la empresa en el que se le especificaba el tema, el lugar, los personajes y los elementos componentes del cuadro. Una vez que se discutía y se aprobaba, Helguera lo interpretaba y le imponía su propio sello. Viajaba a los lugares indicados por el guión con su equipo de trabajo, se realizaban las fotografías necesarias (arquitectura, flora y fauna propias del sitio) y una vez en su taller trazaba a lápiz los bocetos que darían lugar al original. De hecho no hubo ferretería, fonda, consultorio médico, taller, cantina, hogar o despacho que no tuviese alguna pared ornamentada con uno de estos calendarios. 

 Continuar leyendo en Tercio de Pinceles

jueves, 25 de octubre de 2012

Mazzantini Gramático



http://www.sabiosdeltoreo.com

En cierta ocasión coincidieron en la estación de ferrocarril de Alcázar de San Juan, Luis Mazzantini, Rafael Molina Martínez, "Lagartijo Chico" y el elegante Antonio Fuentes. Y "Lagartijo Chico" dijo a Mazzantini: —Usté, D. Luis, siempre vestió como un zeñorito. —Es mi ropa —contestó el siempre redicho diestro de Elgoibar—. Así como lo tuyo Rafael es el Chaquetón y te está muy bien, porque es la prenda que te pertenece, a mi me corresponde siempre lo que llevo, porque cada cual debe vestir con arreglo a su esfera social, y no hacer lo que éste-señalando a Fuentes-, que ahí donde lo ves, lleva cuello de pajarita y dice "haiga".

domingo, 7 de octubre de 2012

ANTONIO BIENVENIDA.- PASARON 37 AÑOS: “Puerta Verde bajo el sol, en una tarde maldita”


http://deltoroalinfinito.blogspot.com.es/



“Puerta Verde bajo el sol, en una tarde maldita” ¿POR QUÉ NO ME HABÉIS HECHO EL QUITE? (Antonio Bienvenida) José María Sánchez Martínez-Rivero. Octubre de 2012, en El Escorial. - ¡Déjala ya!, Miguel, después de otro capotazo, puerta. Toreaba su sobrino Miguel, al que el maestro quería ver, en la plaza de tienta de la finca Puerta Verde, situada en El Escorial, propiedad de la ganadera y amiga Amelia Pérez-Tabernero Montalvo. Abierta la puerta que da al campo, una vez que salió la becerra toreada, otra, de nombre “Conocida” se quedó fija sobre la figura del maestro y, embistiéndole por detrás, le dio una voltereta ocasionándole lesiones que, días más tarde, le causarían la muerte. Tendido en la arena preguntó: - ¿Por qué no me habéis hecho el quite? - Antonio, no la hemos visto, ha venido rapidísima, respondió Ángel Luís, su hermano. - No moverme y llevarme al hospital. Intuía que podría tener lesiones cervicales graves, por eso pedía que no le movieran. La caída era para desnucar. Llegaron las asistencias y fue trasladado a Madrid al Hospital de La Paz. Trascurrieron lentas las horas en aquella tarde del 4 de octubre de 1975. En los campos de El Escorial se había producido la tragedia que nadie imaginaba siendo aquella una fiesta familiar. La plaza de tienta de la finca Puerta Verde es bonita y de estilo sobrio. Posee todos los servicios necesarios para la tienta y faenas camperas. Su ruedo puede medir, aproximadamente, 15 o 20 metros de diámetro. Los burladeros están soportados sobre tres estrechos pilares de hierro que llegan hasta el tejadillo que los cubre. Tiene aberturas, a la altura de los ojos, para ver el ruedo. El palco es sencillo pero cómodo. A su derecha hay bancadas para los invitados. En esta placita, que le gustaba tanto, sin olor de multitudes, sin estar frente al toro, en silencio se fue para siempre Antonio Bienvenida. Terminaron así 829 corridas de toros y 1628 reses estoqueadas. De ellas 106 actuaciones en la plaza de Las Ventas y 55 en la monumental de Barcelona. Que clase de torero era el maestro Bienvenida que, en pleno auge como figura del toreo, el Monstruo de Córdoba opinó así de él, en conversación con Pepe, su hermano: “¡Que torero he visto, Pepe!, te voy a decir que si a ese toro del Conde, lo toreamos con la muleta todos los que dicen que toreamos bien, pero todos los de ahora y los de antes y, después, coge la muleta tu hermano Antonio, nos echa a todos al estribo. La ventaja que tenemos los demás frente a él es que durará en esto veinticinco años, y como así no se puede torear todas las tardes cuajará en todo ese tiempo, cuatro o cinco toros como el que le he visto en Bilbao”. No se equivocó Manolete, duró en el toreo 29 años. En este tiempo los triunfos fueron incontables en España y América. De la misma manera, Antonio Bienvenida era admirador del Califa de Córdoba. En una ocasión, alguien, se permitió criticar al cordobés diciendo que Manolete llevaba la faena en la maleta; el maestro, con algo de malestar por la crítica, contestó a su interlocutor: “Ojalá los demás fuéramos capaces de inventar una que gustase tanto, meterla en nuestra maleta, sacarla todas las tardes y estar lo bien de verdad que él está con tantos toros distintos. Perdona, añadió, pero los que no os ponéis delante de los toros no tenéis ni idea del mérito de Manolete”. Colaboraba en corridas benéficas y en festivales cuando se lo pedían. Por sus grandes valores humanos le fue concedida en 1956 la Gran Cruz de Caballero de Beneficencia. Fue Presidente del Montepío de Toreros del que tenía la Medalla de Oro. Estaba en posesión de la Medalla del Mérito Civil y de la del Mérito Taurino. La capilla ardiente fue instalada en la casa familiar en la calle del General Mola, número 3. Presidía la misma el Cristo del Gran Poder, que hoy se encuentra en la capilla de la plaza de toros de Las Ventas. Las muestras de dolor de aficionados y amigos fueron incontables. El entierro, verdadera manifestación de duelo popular, quedará en la memoria de los aficionados. El féretro, que iba cubierto por un capote grana y oro –el color de los valientes-, fue paseado por el ruedo de las Ventas dando su última vuelta al anillo. Hoy 7 de octubre se cumplen 37 años de su muerte y parece que fue ayer. La sonrisa, el gesto del pulgar e índice unidos cuando daba la vuelta al ruedo en triunfo, ya no se volverán a repetir, pero quedaran en el recuerdo de quienes le vieron.




El poeta P. Prius ha escrito para este aniversario: 


Como una estatua de mármol, 
aguanta estoico en la plaza, 
cada pase es una muestra, 
de arte, de rojo y grana. 


Suena un toque de aviso, 
y sin prisa él remata, 
una faena maestra, 
de arte, de rojo y grana. 


Amarillo en el albero, 
y peinetas en las gradas, 
y en medio de la plaza, 
Bienvenida con su espada. 



jueves, 27 de septiembre de 2012

De lo pintado a lo vivido...





POR LA MAÑANA 
(Frente a la taquilla) 
El público entusiasmado 
se agolpa ante la taquilla 
y contempla emocionado, 
el trapío del ganado 
¡Qué maravilla! 
Hay un berrendo bestial 
y un jabonero imponente; 
un cárdeno colosal. 
¡Vaya corrida brutal! 
Dice la gente. 
Van a sudar las mulillas. 
Para todos habrá estopa. 
Estos lo hacen todo astillas. 
Ya se pueden las cuadrillas 
tentar la ropa. 

POR LA TARDE 
(En el tendido) 
¡Fuera esa mona indecente! 
Esto es tomarnos el pelo. 
!Fuera! ¡Señor Presidente! 
Esto es lisa y llanamente 
dar el camelo. 
¡Que nos ha costao la plata! 
¡Fuera esa vaca lechera! 
¡A ver, que arrastra una pata! 
¡Que se lleven esa rata! 
¡Fuera! ¡Fuera! 
Y el auditorio indignado 
se alborota y pierde el tino 
gritando: ¡Nos han timado! 
Pero se va resignado 
por donde vino.

Esta es la eterna canción 
que mientras ruede la noria 
recitará la afición. 
MARABÚ 

Fiesta Brava, BARCELONA 29 DE JULIO DE 1926

martes, 25 de septiembre de 2012

EN EL XXVIII ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE FRANCISCO RIVERA "PAQUIRRI":SU BRINDIS POR ESPAÑA




"Por la unidad de la Patria, por la paz de España, por la que ofrecería a gusto, si fuese necesario, la vida por ella"


Por LFU en Blog "ARRIBA" -http://www.arriba-lfu.com/
25 Septbre. 2009

Mañana sábado hará veinticinco años que un toro de Sayalero y Bandrés de nombre «Avispado» le arrancó trágicamente la vida a un torero poderoso y de raza que ocupa ya un lugar de honor en el escalafón de la historia de nuestra fiesta.
Recuerdo, de pequeño, aquellos carteles tan repetidos de Paquirri, Manzanares y Capea en la feria de Málaga y la imagen que tengo de Francisco Rivera es la de la fortaleza, el dominio y la honestidad.
Recuerdo la consternación que me causó su muerte, no sólo por sus caracteres de tragedia, sino por el dolor que adiviné en mi padre y en mi hermano José Antonio, que tantas tardes le había acompañado por las plazas de toda España y sentía por él una sincera amistad.
Hoy, cuando su vida y su muerte se recuerda por los cuervos rebuscando en el morbo de su intimidad, yo quiero rendirle mi modesto tributo reproduciendo a continuación el artículo que mi padre, José Utrera Molina escribió una tarde de julio de 1978 bajo la emoción de un gesto noble, valiente de todo un torero y un caballero español. LFU
"Brindar por España"
José Utrera Molina (El Alcazar 22 de Julio de 1978)
Creo, y lo proclamo con el dolor que siento, que no puede existir una amargura más lacerante ni una angustia más profunda que la de contemplar, cercana e irreparable, la pérdida de la sagrada unidad de España, la ruptura de su ser nacional, la vergonzosa aniquilación de su integridad, la mutilación próxima de su cuerpo físico y hasta, incluso, el secuestro de su alma metafísica.
Pues bien, el espectáculo bochornoso de esta entrega increíble, la sonoridad culpable de tantos silencios, la falta significativa de palabras de compromiso, tuvo el jueves una notable excepción.
Una excepción que, lejos de ser una anécdota, adquiere valor de verdadera y esencial categoría.Desde la plaza de toros de Barcelona, un torero español, Francisco Rivera «Paquirri», tuvo el coraje, el valor y la gallardía de brindar, ante los micrófonos de radiotelevisión española, y, por lo tanto, ante millones de espectadores, por la unidad de la Patria, por la paz de España y afirmar, a continuación, que él ofrecería a gusto, si fuese necesario, la vida por ella.
Resulta estremecedor este bello gesto, limpio y antirretórico, del diestro de Barbate y contrastan sus palabras, pronunciadas con firmeza, con lentitud y sin cautela, sin timidez, pero también sin orgullo y, sobre todo, sin asomo de flamenquismo, con la jerga desvergonzada, con los términos ambivalentes, con las expresiones equívocas que hoy se alzan en la vida de España con la amenaza de liquidar para siempre cualquier asomo de dignidad y de hombría.
No sé si «Paquirri» habrá dado en la arena una lección de arte taurino. Tal vez sus verónicas no tuvieron el temple de otras veces y sus manos no estuvieron bajas y seguras del todo, posiblemente ese natural de frente, abierto al compás, no haya estado engarzado esta vez con un pase de pecho largo, profundo y definitivo, quizás no cuadrara del todo, ante la arisca y descompuesta cabeza del toro, a la hora de clavar sus reiletes, pero lo que nadie puede negar es que, desde el centro del ruedo de España, un torero andaluz, que no es de derechas ni de izquierdas, sino, simplemente, español, escribió una lección de valor y de patriotismo espléndida y bella, una lección de dignidad, que contrasta con tantos envilecimientos, una lección de valor a los que tienen ya, incluso, miedo a la esperanza.
Decía Ortega y Gasset que sólo dos cosas pueden realizarse con garbo: la historia y el toreo. La historia hoy se hace sin gloria, con mediocridad y con miedo y, tal vez, un torero, en Barcelona, haya hecho, con garbo, la historia que otros están manchando sin compostura y sin honor.
JOSÉ UTRERA MOLINA(«El Alcázar», 22 de julio de 1978).

domingo, 16 de septiembre de 2012

"Platerito", el de las banderillas con la boca


Juan Martín, "Platerito de Cádiz", nació bajo un puente, en una alcantarilla de carretera, entre Algodonales y El Gastor. Su padre era capataz de obras andaba trabajando por aquel lugar y allí vino al mundo él y su hermano mellizo, pero se considera de Cádiz porque cuando tenía 2 años su madre quedó viuda y marcharon a Cádiz.Estuvo interno en el hospicio, y después en La Casa del Niño Jesús.

Se aficionó viendo a Antonio González en el matadero.Allí fue donde se hizo torero, porque en el campo no pudo ser, los ganaderos no le dieron sitio cuando él más ganas tenía de torear. Su primera actuación fue en un festival que se dio en el manicomio, esa fue la primera vez que toreo vestido de corto. En la Isla de San Fernando, se tiró de espontaneo en una novillada de el Trueno y Adolfo Avila, mano a mano, después estuvo 4 meses en la puerta de la plaza de La Isla pidiendo una oportunidad hasta que Don Manuel Sierra, Paquiqui, salió al frente de los gastos. En aquel tiempo le acompañaba Camarón de la Isla. Era en 1963.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Qué es torear


http://www.toroprensa.com ,Blog de ideas de Pablo G. Mancha.

Torear es un sentimiento antiguo que brota preciso cuando se ilumina dentro un intenso manantial.

Torear es escribir con nardos sobre el agua, cerrar los ojos después y ver que el tiempo se ha parado sin detenerse.

Torear es vivir embaucando al aire, a las estrellas y a las hojitas derramadas en el albor del otoño.

A veces, la naturaleza nos sorprende y nos reta con dibujos imposibles y sale el corazón por las esquinas para demostrarnos que una muleta es un pincel y una escofina, pero también un lápiz de color cuando se siente como un juguete. O un escorzo más efímero que un latido pero inmensamente bello e irremediablemente poético.

Torear también es una especie de desafío a tiempo, un algo que cuando se empieza a percibir tiene caracteres imprecisos pero que turba y mantiene el corazón pendiente por cómo va a acabar el natural alado a la sombra del almendro.

Torear inquieta porque es como pensar, reflexioniar, o experimentar hasta donde son capaces de llegar todos los sentidos si se vive cabalmente.

Torear...
"No hay cante chico ni grande:
lo que cuenta es la grandeza
de quien lo vive en sus carnes"
(Letrilla de una soleá popular)

jueves, 30 de agosto de 2012

27 años sin el Príncipe del Toreo

El 30 de agosto de 1985, el toro “Burlero”, de Marcos Núñez, partía el corazón al diestro madrileño José Cubero “Yiyo”. En ese instante, el que fuera conocido como “Príncipe del Toreo”, entró a formar parte de la leyenda de la tauromaquia. Así narró APLAUSOS la crónica de aquella tarde.
Yiyo entró en el cartel por la vía de la sustitución, ocupando la vacante dejada por Curro Romero. La terna la completaban Antoñete y José Luis Palomar con toros de Marcos Núñez. La crónica de aquel festejo la firmó José Antonio del Moral y decía sobre la actuación del torero del barrio madrileño de Canillejas: “Estuvo muy decidido y valiente en el tercer toro de la tarde, aguantando tarascadas de un toro que tuvo mucho genio. Los buenos aficionados le aplaudieron pero el resto de la plaza no le reconoció su meritoria labor”.
“El sexto de la tarde -prosigue-, “Burlero” de nombre, fue un animal bravo, noble y muy encastado que hizo una pelea positiva yendo siempre a más. Yiyo lo cuidó muy bien en los primeros tercios, incluso pidió los cambios del tercio a la presidencia. La faena de muleta fue larga y muy intensa. Desde luego, la mejor que yo le he visto a Yiyo en toda su vida. Yiyo quería demostrar a las puertas de Madrid que había sido una enorme injusticia dejarle fuera en muchísimos carteles de distintas ferias. Y desde luego consiguió en este toro que toda la plaza le prestara atención y que todos los aficionados se pusieran de acuerdo en aplaudirlo y jalearlo a lo largo de una faena que estuvo presidida por la entrega del torero al mismo tiempo que por su serenidad y temple”.
“Las series de muletazos sobre ambas manos fueron muy largas -continúa-, incluso llegó a dar cuatro redondos seguidos ligados al de pecho sin enmendarse ni un milímetro. Se rebozó de toro en los pases de pecho que daba con deleite codilleando a propósito para que resultaran más y más ceñidos. Pienso que se pasó de faena. Su mismo padre le hacía, desde el callejón, señas evidentes de que entrara a matar. Pero Yiyo, emborrachado de su propia obra, la prosiguió hasta que el toro no tenía ya más arrancada. Entró a matar y pinchó. Y volvió a matar dejando una estocada en todo lo alto, quedando el torero por los adentros. El toro se le arrancó y aunque Yiyo trató con la muleta de desviar la embestida certera del toro, no lo logró porque los toros en esas arrancadas finales de la muerte suelen embestir a ciegas”.
“Cayó Yiyo a la arena y giró cuatro veces sobre sí mismo tratando de que el toro no volviera a recogerlo. Pero el animal lo siguió alcanzándole de lleno en el costado y propinándole una cornada mortal que le partió el corazón instantáneamente. El toro levantó a Yiyo del suelo y la impresión que nos dio a algunos es que la cornada había sido gravísima. Inmediatamente observamos los gestos de estupor de sus banderilleros. Cuando lo llevaron por el callejón hacia la enfermería nos asomamos para ver su cara y el gesto del torero era absolutamente cadavérico. Los ojos abiertos y extraviados, y el color de la tez, amarillento. Aunque pensamos que iba muerto, no queríamos creerlo”.
La crónica de Del Moral seguía así: “Corrimos hacia la enfermería y al llegar al patio de caballos, vimos cómo salían del ruedo José Luis Palomar y Antoñete, destrozados y llorando. Antoñete, principalmente, salía completamente desmadejado. No cesaba de llorar. Esta situación en los propios toreros nos hizo pensar lo peor. Pero inmediatamente corrieron las voces de que Yiyo aún no había muerto, que tenía un hálito de vida y que aún era posible salvarlo. Todos los que estábamos allí nos agarrábamos a ese rumor como un clavo ardiente. Sin embargo, algunos de los presentes tenían ya la certeza de la muerte del torero”.

lunes, 27 de agosto de 2012

MANOLETE, 65 AÑOS DE LA COGIDA MORTAL EN LINARES.






José María Sánchez Martínez-Rivero

Este 28 de agosto de 2012 se cumplen 65 años de la mortal cogida del diestro Manuel Rodríguez, “Manolete” en la plaza de Linares.

Conviene, dado que ha transcurrido mucho tiempo, recordar a los aficionados, jóvenes y menos jóvenes lo que ocurrió el 28 de agosto de 1947, de la mano de los testigos que estaban aquél día en la plaza de Linares, miembros del entorno del diestro de Córdoba a saber: el apoderado de Manolete, don José Flores, Camará; el banderillero Pinturas; su primo, Cantimplas tercero de la cuadrilla y otros.

Estos testimonios fueron recogidos a las pocas horas de la tragedia por el gran periodista, amigo íntimo de Manolete, José Luís de Córdoba. Nos narran la impresión y el dolor que supuso para ellos la pérdida de aquél gran torero que fue Manuel Rodríguez Sánchez.

Don José Flores, comentaba que el toro no le gustaba y que era muy peligroso – lo había visto bien - y nos dice:

“El toro era muy peligroso, por eso cuando Manolo se acercó a mí, al coger estoque y muleta, para preguntarme como veía yo al de Miura, le aconsejé: “El toro no es bueno. Échale la muleta abajo y procura dominarlo. Aquélla faena que le hizo Manolo no era, ni muchos menos, la que el marrajo merecía.”

La frase: “Échale la muleta abajo” era la contraseña que tenían pactada cuando un toro no le gustaba al apoderado y la pronunciaba para que el Monstruo abreviara y matara al toro rápidamente. No siempre Manolete seguía el consejo y sacaba faena a toros que, en principio, no la tenían.

Camará comenta que se encontraba lejos del lugar donde ocurrió la cogida y que siguió la faena con emoción e inquietud, pues, creyó que en cada pase iba a coger el toro a Manolete.

“Por fin, cuando le vi montar el estoque, respiré tranquilo. ¡Si Dios le había salvado hasta aquél momento, también le ayudaría en la suerte suprema! Pero no fue así, por desgracia.”

Don José Flores se dio perfectamente cuenta de la gravedad de la cornada. Relata: “Salté la barrera y corrí hacia el lugar de la cogida. Todavía en la enfermería, yo no quería creer que la herida fuese mortal”.

Camará acompañó a Manolete hasta el último momento y narra las últimas impresiones del torero herido. “Él no perdió el conocimiento hasta minutos antes de morir. Me dijo que le había impresionado mucho la cogida y que por tratarse de un pueblo estaba más inquieto que otras veces. Yo traté siempre de tranquilizarlo. Pero en el curso de la madrugada, ni una vez pronunció la palabra “¡Me muero!”. ¡Acabamos de perder al mejor torero de todos los tiempos!, manifestó.

Antonio Labrador, Pinturas, banderillero de Manolete desde 1942, es de la misma opinión que Camará, el toro Islero tenía mucho peligro. Trató de ayudar, durante la faena a su matador, pero éste, enérgico, le echó para atrás.

Nos dice como vio entrar a matar a Manolete:

“El maestro entró a matar despacio. El toro echó la cara arriba y sobrevino la cogida. Corrí a hacer el quite y observé, extrañado, que Manolete se quejaba, cosa que nunca había hecho. Esto me impresionó vivamente y me hizo formar una idea de la gravedad del percance”.

Dice que no habló con Manolete en la enfermería pero que lo oyó decir:

“¡Madre mía!, ¡Dios mío!, ¿Pero el toro habrá muerto de la estocada? ¡Y me habrán dado la oreja!

“Sí, -le dijo Carnicerito de Málaga-, las dos y el rabo.”

“¡Aquello no es posible borrarlo!”, dice Pinturas.

Con una impresionante cornada, que le costaría la vida, lleno de pundonor, todavía preguntaba por el resultado de su faena al toro Islero.

Gabriel González, era otro de los banderilleros de Manolete – había sustituido en la cuadrilla a Alfredo David -, dice que él estaba en el burladero atento a la faena de Manolete. Desde los primeros momentos vio el peligro que corría el matador. Al ocurrir la cogida acudió de los primeros al quite. Oyó quejarse a Manolete. Él fue quien se encargó de salirse para afuera con el toro mientras retiraban a Manolete del ruedo las asistencias.

Primo hermano de Manolete, Rafael Saco, Cantimplas, el banderillero más antiguo de la cuadrilla, relata así los momentos dramáticos de la cogida:

“Fuera de la barrera estaba yo, en terrenos de chiqueros, siguiendo el trasteo de muleta con tanto interés como impaciencia. El toro era manso, echaba la cara arriba y abajo y en cada pase veía cogido a mi matador. Después de la cogida yo fue el primero que entró al quite. Cogí a Manolete en brazos, y ayudado por no sé quien o quienes – más tarde se comprobó que entro otros estaba Guillermo el mozo de espadas -, lo llevamos a la enfermería. Me salí después. Era tan tremenda la herida que me dio miedo.”

En la madrugada Cantimplas habló con su primo, después de operado: “Se lamentaba de su mala suerte. Se acordaba mucho de su madre. ¡Que disgusto le voy a dar a mi madre cuando se entere de esto!, decía. Pedía constantemente hielo y agua. Y un cigarrillo también me pidió. Se lo encendí. Le dio tres chupadas con pulso tembloroso. Le aconsejé que no siguiera fumando, que los doctores habían dicho que podía serle perjudicial. Me entregó el cigarrillo. Yo salí fuera de la habitación. ¡Pobre Manuel!

Bernardo Muñoz, Carnicerito de Málaga, igualmente vio el peligro que el toro de Miura tenía. Siguió la faena con la natural impaciencia para que Manolete se quitara de en medio aquél “pajarraco” lo antes posible. Relata: “Yo le alargué por dos veces el estoque de matar, las mismas que él me rechazó, enérgico. Por fin, a la tercera vez aceptó y se perfiló de una manera que hizo presentir la desgracia. A aquél toro no se le podía entrar a volapié neto.”

Carnicerito fue el que le cortó las dos orejas y el rabo concedidas al matador. Posteriormente entró en la enfermería. “Ya le habían taponado la herida. Me preguntó: ¿Ha sido muy grande la cornada, Bernardo?, Yo evadí la respuesta. Entonces me dijo:”¿Me han dado la oreja?” Las dos y el rabo, Manolo – le respondí -. Y me retiré del lecho, llorando de emoción.”

El picador de Manolete Barajas, más conocido por Pimpi, estuvo hasta el último momento al lado del Monstruo. Declaró: “Estuve a su lado hasta que expiró. No me separé de su lado un solo instante. Las cinco transfusiones de sangre las soportó con todos sus sentidos. Se quejaba, eso sí. Y me decía: “Pimpi no te vayas. Dios te pagará cuanto haces por mí”. ¡Una tragedia! Yo, la verdad, en un principio no creí que la cornada pudiera costar la vida a nuestro gran torero.”

Guillermo, uno de los dos mozos de espadas de Manolete, amigo íntimo de él, fue uno de los más afectados por la tragedia, tanto es así, que nunca más, después de lo de Linares, presenció una corrida de toros. Acudía con regularidad a la tumba de Manolete a rezar. De aquella tarde, nos dice: “A unos metros de Manolo, entre barreras, estaba yo. Perfecta cuenta me di del peligro que corría el torero. Al Pelu (Cantimplas) y a Pinturas les dije, varias veces, que anduvieran con cuidado. Y Manolo cuando montó el estoque, no pude contener un grito. Fue éste: “Aligera y con el brazo por delante”. Manolo quiso hacer la suerte con toda honradez y sobrevino el percance. Fui el primero en llegar a recoger al torero. Creo que con Camará, Sevillano y algún otro le llevamos a la enfermería. Yo no pude, no quise entrar. Me atenazaba la congoja. Y preferí no verlo -¡hasta verlo muerto!-, a dar un mal rato a quien tanto quise... No tuve valor para soportar tan cruel momento.”

Guillermo conservó el pantalón que aquél día llevaba, manchado totalmente el lado derecho de la sangre de Manolete. El autor de este artículo lo ha visto 62 años más tarde de la tragedia.

Por último, Chimo, mozo de estoques de Manolete, cierra la relación de los principales testigos de la tragedia. “A mí, no me pilló de sorpresa la cogida. El toro estaba fuera del tercio, y Manolo le entró a matar en la suerte contraria. Le dije dos veces que no entrara a matar en ese terreno; pero la fatalidad vino a hacer el percance inevitable.” Conversó con Manolete en la enfermería y le dijo: “Me veo más enfermo que me he visto nunca. Chimito, avisa a tu amigo. Mi amigo era el doctor Jiménez Guinea.”

La llegada del doctor Jiménez Guinea, la posterior consulta de médicos y el desenlace final son harto conocidos.

Una vez más se cumplió el vaticinio que el banderillero Alfredo David, en varias ocasiones manifestó: “De pasarle algún percance grave a Manolete, será a la hora de matar”.

sábado, 28 de julio de 2012

Rafael de Paula...



http://www.aficionperu.com

Corrida de la Beneficencia de 1988. Rafael de Paula iba vestido de café con leche, las medias eran de color blanco y la montera, en lugar de negro, sorprendía por su color marrón.

Las obligaciones protocolarías lo constriñeron a brindar la muerte del toro al Rey, al que dijo:

“Majestad, le brindo la muerte de este toro y le deseo mucha suerte. A usted y a España. Y ahora deséemela usted a mí porque no sé qué voy a hacer con esta alimaña…

viernes, 20 de julio de 2012

A hombros...Mario Pastor




http://www.eladelantado.com

Mario Pastor Cristóbal a sus 27 años ha expuesto sus colecciones artísticas en Cuellar, Boecillo o Sepúlveda, aparte de ganar varios certámenes de pintura rápida como de la localidad donde reside, San Pedro de Gaíllos.
De pequeño pintaba toros y caballos, los cuales ha mantenido en sus cuadros que incluso a llegado a copar alguno de los carteles de las festividades taurinas de Sepúlveda y de Las Ventas (año 2009 y 2010). Precisamente, la casa de sus abuelos en Sepúlveda fue uno de sus mejores inspiradores, ya que su abuelo era un gran aficionado a los toros y tenía ilustraciones de dichos animales por toda la casa que el joven admiró y plasmó durante su niñez.
Mario pinta unos treinta cuadros por año, algunos por gusto y otros por encargo, reconociendo que los que cuentan con una buena primera impresión suelen representar "ideas más frescas, espontáneas y valiosas". De los paisajes resalta el color y las estructuras, reflejadas con miles de pequeñas pinceladas típicas del impresionismo, mientras que del mundo del toreo destaca la viveza y el ambiente de la fiesta nacional, "para ser pintor taurino hay que ser un poco torero".
Licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Salamanca tras pasar por la Casa de los Picos para cursar el bachillerato de arte, reconoce que fueron los dos últimos años de carrera donde aprendió más sobre el arte y en especial sobre la pintura.
Para Pastor sería importante mover su pintura por España, "creo que puedo ser un buen pintor taurino, o al menos mejorar mi actual forma de pintar". En el pasado los toros los retrataba en movimiento y en escenas propias de las corridas taurinas, en la actualidad, "prefiero plasmar el toro en el campo tranquilo y en su hábitat", aunque sigue con el enfoque y la composición naturalista con un fiel reflejo de lo que ve.

domingo, 8 de julio de 2012

Gerardo Diego: 25 Aniversario de la muerte del poeta de la Tauromaquia






Hoy se cumple el 25 aniversario de la muerte
del poeta Gerardo Diego
(Santander,Cantabria, 3 Octubre 1896 - Madrid, 8 Julio 1987)

"...Este santanderino sumo sacerdote de la belleza y la poesía "fue uno de los pocos poetas españoles capaz de articular un libro monográfico sobre la fiesta, La suerte o la muerte..."

"...De todos los grupos generacionales de artistas, literatos e intelectuales que han surgido a lo largo de la historia de nuestro país, la Generación del 27 es la promoción cultural que más se ha aproximado a la Tauromaquia y la que nos ha aportado un mayor número de obras inspiradas en el mundo del Toro.

La Generación del 27 contó con importantísimos poetas que se inspiraron en el toreo de manera frecuente: Federico García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández, por poner unos ejemplos; pero el más aficionado a los toros, el que más se prodigó en la temática y el único que no se limitó a escribir poemas sueltos y llegó publicar dos libros completos de poesía taurina fue Gerardo Diego..."

Fue admirador de los toreros de la Dinastía Bienvenida y en su obra quedó grabada la inspiración que de ellos le llegó. Ahí quedó la égloga a Antonio y el poema a Manolo

He aquí algunos de los fragmentos que Gerardo Diego en la Égloga a Antonio Bienvenida:

Paisaje al fondo, un cielo, un prado lila con cenefa de tejas de andanada; nubecillas borregas -ni una esquila- pastan la luz tardía, deshojada.

Tres golondrinas cruzan, vuelven, chirlan.

se alza allí una giralda, un minarete?

"No hay más Alah que Alah" gritan y birlan el espejismo en raudo molinete".

"Fija la tarde aquella y tantas otras luego de lidia florecida quedan en la memoria estrella a estrella constelando las noches de la vida.

La vida del torero y la vida del hondo aficionado, vuela la una con batir ligero, la otra reprime el curso sosegado".

La vida, se dice, da muchas vueltas y en ocasiones los libros imitan tanto vuelo.

La letra del torero es recia y muy segura; la letra del poeta llega hasta mí removiendo rescoldos.

Versos dedicados a Manolo Bienvenida:

Es más azul el cielo

para las golondrinas,

desde que juega al toro

Manolo Bienvenida.
Gerardo Diego.

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De todos los grupos generacionales de artistas, literatos e intelectuales que han surgido a lo largo de la historia de nuestro país, laGeneración del 27 es la promoción cultural que más se ha aproximado a la Tauromaquia y la que nos ha aportado un mayor número de obras inspiradas en el mundo del Toro.

La Generación del 27 contó con importantísimos poetas que se inspiraron en el toreo de manera frecuente: Federico García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández, por poner unos ejemplos; pero el más aficionado a los toros, el que más se prodigó en la temática y el único que no se limitó a escribir poemas sueltos y llegó publicar dos libros completos de poesía taurina fue Gerardo Diego.

Gerardo Diego Cendoya (1896-1987), natural de Santander

Aficionado a los toros desde su niñez, fue un precursor de sus compañeros de generación en lo que se refiere a componer poesía taurina, pues en 1926 ya había escrito los poemas “Torerillo en Triana” y “Elegía a Joselito”, mientras que ni Lorca ni Alberti habían abordado aún esa temática.
La pasión por los toros de Gerardo Diego se reflejó en dos libros completos de poesía taurina: “La suerte o la muerte - Poema del toreo” y “El Cordobés dilucidado”.

El primero de esos dos libros, “La suerte o la muerte - Poema del toreo”, es la obra cumbre de poesía taurina de Gerardo Diego. En él reúne composiciones fechadas entre 1926 y 1963 que están inspiradas en las grandes figuras de su época, en las variadas suertes de la lidia y en los distintos momentos de una corrida de toros, además de otros poemas referidos a distintos ámbitos del toro, por lo que se puede decir que conforma toda una tauromaquia completa.


El libro comienza con un “Bautizo y Brindis”, y continúa con unos poesías dedicadas al toro.

“Primavera del utrero”:

“Qué plenitud de dehesa.
Qué azul embriaguez de abril.
Y cómo el pitón progresa,
Garabato de candil.”

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En una de ellas, “Invocación al toro”, Gerardo Diego le pide al Toro inspiración para terminar su poema, como si fuese una musa, y le rinde culto dándole el tratamiento de un Dios al que llama Padre y equipara con Zeus:

“Padre toro, desgarra en mil jirones
las banderas del aire y borbotones,
fulmina y tala, abrasa y carboniza,

revuelve paraísos con avernos,
y encuna este poema de ceniza
y de gloria en la rima de tus cuernos.”

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A la hora de recrear los distintos momentos y suertes de la lidia, Gerardo Diego recurre a descripciones que parecen pensadas para personas que van a ir por primera vez a una plaza de toros.

“Verónicas gitanas”:

“Lenta, olorosa, redonda,
la flor de la maravilla
se abre cada vez más honda
y se encierra en su semilla.”

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La “Media verónica”:

“Uno, dos, tres, siete lances,
columnas de un monumento.
No se deshaga en romances.
Que no se lo lleve el viento.
Falta la cúpula alta,
la rotonda que se exalta
sobre la teoría jónica.
Y la torera cintura
-flor de elegancia- clausura,
pura, la media verónica.”

“Suerte de varas”:

“Cruje el rey sus soberanos
huesos. Qué poderío.
Y el caballo alza sus manos
como tañendo el vacío.
Un minuto dura, eterno,
el alto pujar del cuerno
contra el pulso que se afianza.
Ni uno de los dos cediera
si el maestro no tendiera
la larga de la esperanza.”

“Naturales”:

“El toreo se hace hondo,
a un tiempo se abisma y vuela,
cuando va el toro redondo,
atado el cuerno a la tela.”

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“Pase de pecho”:

“Entre un temporal deshecho
la gruesa nave embestía.
Al pasar por el estrecho
la plaza se estremecía.
Tú erguido, firme, derecho,
faro en tu roca vigía,
larga el brazo, álzale al techo,
rompa la espuma bravía.
Y allá va el pase de pecho.
Fue la noche y ya es el día.”

******
Y entre suertes y lances, Gerardo Diego incluye homenajes a figuras del toreo, tanto para elogiar su dimensión artística como para glosar su muerte.

La “Elegía a Joselito”:

“Un lienzo vuelto, una última voz –toro-,
un gesto esquivo, un golpe seco, un grito,
y un arroyo de sangre –arenas de oro-
que se lleva –ay, espuma- a Joselito.”

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Un poema sobre “Las largas de Rafael el Gallo”:

“Con la larga cordobesa,
larga como una promesa,
tráete ya el toro a la cola
como al paje la princesa.”

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Una “Oda a Belmonte”:

“Venid acá, oh incrédulos,
vedle cómo se afianza
sobre el talón izquierdo bien posado;
la acordada muñeca templa y tañe
a la lira que avanza
y humilla y tuerce y cruje y se comprime.
Mientras la mano diestra la esperanza
del claro acero esgrime.”

*****
O el “Adiós a Manolete”:

“La balanza equilibra
la suerte y muerte igual.
Islero a Manuel reta.
Manuel a su isla va.

Rodeados de sombra
de espesa inmensidad,
solos allá en su isla
se entrecruzan en paz.”

******
Siendo tan buen aficionado como era Gerardo Diego, no podía faltar un “Himno a los subalternos”:

“Gloria a vosotros, alfiles, jinetes,
gloria y honor. Que mi verso más clásico,
desde el toril al trotar de mulillas
corona os ciña solemne.”

Además, entre otros muchos momentos, el poeta también nos evoca el instante inminente a “El encierro”:

(Pamplona)

"¡Madre, los toros! El río
urge y aprieta sus ondas
de tumulto y vocerío
y espumas negras, redondas.
Se va haciendo embudo el lecho.
Hay que tragar el estrecho,
zancas largas, sanfermines.
Sopla el fuelle. Allá van blusas,
jirones, aspas, esclusas.
Y están tocando a maitines.”

Cierra el libro Gerardo Diego con el poema “Plaza vacía”, y su último verso...
¡Qué último verso!:

“la vida es sombra, y el toreo sueño.”


Francisco Javier Díez de Revenga, máximo especialista en la poesía de Gerardo Diego, dice de él que "fue uno de los pocos poetas españoles capaz de articular un libro monográfico sobre la fiesta, La suerte o la muerte, obra maestra tanto por su intenso contenido poético como por sus virtudes formales y estructurales, ya que todo el libro está concebido como un gran poema del toreo".

jueves, 28 de junio de 2012

El toro más grande de la historia




El toro más grande de la historia.Sucedió en Barcelona en 1932.El toro de la ganadería de Manuel Arranz dio en báscula 950 kg de peso y fue lidiado por David Liceaga.

sábado, 23 de junio de 2012

Elogio de las capeas




E L O G I O D E L A S C A P E AS

Las capeas y corridas pueblerinas siempre se han celebrado en España y creo que, a pesar de la campaña que se hace por algunos espíritus timoratos en contra, se seguirán dando siempre.
¡Qué van a hacer esos pueblos, internados entre peñascos, en que la gente vive bajo tierra, labrando en la roca por su propia mano su guarida, donde si hay escuela es un estercolero, y el teatro un corral donde se encienden en la función de noche unos velones de aceite! Los habitantes son enanos, de cuarenta a cincuenta años, tísicos y escuchimizados: donde hay una vieja ermita abandonada, con un boquete abierto en el muro, que da al campo, en que se refugian los mendigos que recorren los pueblos a pie a descansar y resguardarse
del sol, y en una habitación desmantelada hay una especie de tinaja de piedra, que fué pila bautismal, y dentro hay un gato despanzurrado, de ésos que se ven en las encrucijadas de los pueblos: enfrente cuelga un Cristo que parece una momia, de ésos que dicen los habitantes del pueblo que tienen piel humana y que les crecen las uñas de los pies, de las manos y las barbas.
En la botica del pueblo cuelga del techo un cuerno muy grande y retorcido, como el del macho cabrón de las leyendas de duendes y brujas, que sirve para calentar el agua de los medicamentos y emplastos. En estos pueblos, y en otros más importantes, deben celebrarse las capeas para que se desfoguen los malos instintos y no maten a su mujer a palos, o a hachazos separen del tronco la cabeza de su suegra. Los chicos también dejan los días de capea sus juegos, poco inocentes, de apedrear a los pájaros y a las diligencias y de ir a la pedrea, que son como batallas en que salen varios con la cabeza rota. El día de toros dan cabezazos a las puertas de la plaza, para que éstas se abran de par en par y meterse dentro a ver la corrida. A estos mozos de estos pueblos les están permitidas las mayores barbaridades. Estas apuestas que hacen de comerse un costal de pienso, de darse de topetazos con la frente a un carnero muy grande, al que mandan al otro barrio de un cabezazo bajo en el estómago, y el más escuchimizado y el más nuez, que no puede con la rabadilla, se come, por apuesta, varios metros de longaniza, luego se bebe unos cuantos vasos de aguardiente llenos de
moscas. Yo he visto a un hombre muy largo y flaco, todo orejas y rótula choquezuela, con un ántrax en el cuello, comerse en una apuesta una paella de seis kilos, sin reventar; después hacer la plancha sobre una mesa, y ponerse luego a bailar siete u ocho horas seguidas, como si tal cosa.
El pueblo cercano a Madrid llamado Chinchón, como tantos otros pueblos de Castilla, parece estar hecho para que se celebren capeas. En éste, la plaza Mayor, con todas sus casas con balcones corridos, que tienen la forma de tendidos de plaza de toros. Casi todos los ayuntamientos pueblerinos tienen en su portal un burladero donde pegan las hojas firmadas en tiempo de elecciones, y sirve también para hacer las inmundicias. Los empleados de estos ayuntamientos gastan gorra de pelo y gruesa cachava al brazo, cuya contera es un pincho.
Bueno es que se deje a estos pueblos como están, si no se quiere hacer en ellos rascacielos, grandes hoteles y cafés con música de negros, servidos por camareras con el pescuezo afeitado, como los de la cursi Gran Vía de Madrid.
Las capeas a mí me distraen y me gustan más que las corridas serias; en éstas queda uno encerrado en la plaza, estrujado como sardina en conserva, en un asiento donde no se cabe, bajo la ola humana que berrea, gruñe y cocea, pidiendo más caballos; en cambio, en la capea, si no nos entretiene la lidia, podemos pasear a nuestras anchas bajo los soportales de la plaza, y hablar con el veterinario del mal de nuestro caballo o del perro.
Disfruto, al tomar el tren y salir de Madrid, con la conversación de estos labriegos y bárbaros de pueblo; algunos, desde que toman asiento, empiezan la conversación sobre un toro que torearon, cómo tenía las astas, lo bravo que era, y hablando del toro llegan al pueblo. Todos estos mozos llevan largas varas para azuzar al toro: muchos, con el pelo blanco y setentones, toman también parte en la capea. El torero de corrida seria se ha convertido hoy en bailarín de salón delante de los toros, y en las capeas salen toreros buenos a patadas. Ese hombre de edad, representación y tipo, con la cabeza llena de escalones de estar esquilada como los borregos, que con su descomunal bota de vino le da varios pases a un toro viejo y bragado, pasando los enormes cuernos del animal cerca de la faja, mascándose el peligro, y que concluye limpiándole las narices con su enorme pañuelo moquero, que ha sacado de la faja, y que sería capaz de matarlo con su navaja de hoja ancha y achatada y mango de madera labrada con toscos dibujos, ¿en qué se parece a'estos fenómenos de ahora, que no tienen ni edad ni tipo, ídolos de unos cuantos horteras y señoritas histéricas, que son las que entienden hoy en día más de toros, y aplauden al toro bravo que va al desolladero sin rabo ni orejas, y pitan sin ningún respeto como energúmenos al cadáver del toro cobarde y que creen ellos que no ha cumplido en la lidia, al ser retirado del ruedo arrastrado por las mulillas?
Además, los toreros de ahora, que no sirven para nada y no hay ninguno bueno, sueñan con hacerse propietarios y pasar la vejez con millones de pesetas y cargados de hijos, retirándose a los veinticuatro años. Cuando, muy de tarde en tarde, cae muerto en la plaza uno de estos toreros llamados fenómenos, los periódicos comentan su muerte durante tres o cuatro meses, quedando declarado como genio nacional; mueren veinte mozos en capea de pueblo, y nadie comenta su muerte ni se le guarda el menor recuerdo, tratándole como a un perro.

José Gutiérrez Solana
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