¡¡V I V A  E S P A Ñ A  Y  S U  F I E S T A  N A C I O N A L !!
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jueves, 22 de marzo de 2012

César Jalón, ‘Clarito’

 

http://canales.larioja.com


Como afirma ‘El Cossío’, el riojano César Jalón ‘Clarito’ (Nalda, 1889) representó durante cincuenta años una crítica taurina brillante, autorizada, llena de sugestión y gracia. Desde ‘El Liberal’ primero e ‘Informaciones’ después, fue considerado uno de los principales críticos de todos los tiempos. ‘Clarito’, fallecido en 1985, fue la mejor pluma taurina riojana de la historia
La larga vida que disfrutó César Jalón le hizo testigo de una gran parte de la historia de la tauromaquia. Fue empleado de correos y por avatares de la política llegó a ser ministro durante la II República. Inició sus colaboraciones periodísticas en un llamativo semanario llamado ‘The kon Leche’, editado por Kurro Kastañares, de clara tendencia soberbiamente ‘gallista’. Clarito pasó después al diario ‘El Liberal’. Fue en esa etapa (antes de la Guerra Civil Española) cuando ‘Don Modesto’ le puso el apodo de ‘Clarito’.
César Jalón fue el gran cronista de ‘El Liberal’ mientras este diario se mantuvo a la cabeza de las tiradas madrileñas. Luego, después de la Guerra Civil, formó parte de la redacción del rotativo ‘Informaciones’, también en Madrid, pasando por todos los avatares que vivió este diario de historia tan accidentada.
Como revela ‘El Cossío’, la cultura tauromáquica de ‘Clarito’, la brillantez y el ingenio de su estilo, acrecentada con los años, hicieron que, cuando se retiró, siguiera siendo considerado como un verdadero y fecundo maestro.
De hecho, la pluma de César Jalón enjuició no sólo la competencia entre ‘Joselito’ y Belmonte, sino que analizó la brillante década de los años 20, los problemas de los años 30 y, luego, todas las distintas peripecias de la fiesta de la posguerra. Desde ‘Manolete’, a menudo despreciado por la crítica madrileña, hasta Antonio Ordóñez y ‘El Cordobés’, por hablar del último fenómeno taurino que alcanzó su pluma.
A ‘Clarito’ se le conoció por sus sólidos juicios a toreros y ganaderías, sus reticencias significativas y por un carácter sigiloso.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¡ ERES EL MÁS GRANDE ! / Aquilino Sánchez Nodal en deltoroalinfinito.blogspot.com

 




¡ ERES EL MÁS GRANDE !

Aquilino Sánchez Nodal

Madrid, 09/03(2012.- Marcial Lalanda inició su carrera taurina como todos los maltillas de aquellos tiempos, en capeos y pachangas patronales de los pueblos cercanos. Su primer becerro lo mató en la Alameda de la Sagra la víspera de la Virgen, el 14 de Agosto de 1.914. Desde su niñez vivió el ambiente taurino. Su padre era vaquero y sus dos hermanos mayores novilleros. Esta situación le facilitó mucho el aprendizaje. De su presentación en Madrid, el día 24 de Junio de 1,920, el crítico de "Sol y Sombra" escribió -"No es posible reseñar cual de sus faenas fue la mejor, a cada toro le dio la lidia adecuada, Cortó dos orejas". En la temporada de 1.921, después de torear cincuenta y dos novilladas, recibe la alternativa el dia 28 de Septiembre de manos de Juan Belmonte y Manuel Jiménez "Chicuelo" de testigo. El toro se llamaba, "Pichuchi" perteneciente a la ganadería de don Rafael Surga. Desde ese día la afición le consagró "torero de Madrid".

Confirmación el 7 de Mayo de 1.922. Padrino, Juan Luis de la Rosa. En esta corrida perdió la vida Manolo Granero. La crítica valenciana le culpaba de la tragedia porque comentaban que había llegado tarde al quite. En las fotografía y declaraciones de los asistentes quedó suficientemente claro que Marcial fue el primero en llegar al toro. Cuando reapareció en la plaza de Valencia el público le recibió con una fuerte ovación. Las graves cornadas recibidas y una enfermedad latente durante muchos tiempo hacen que cada vez le cueste más torear. Los contratos descienden y los aficionados le acusan de falta de afición. No era cierto. Curado psíquica y físicamente retoma al mando del escalafón la temporada de 1.930, torea 87 corridas de toros triunfando en todas ellas. La misma situación profesional se repite en las de 1.931 y 1.932... hasta 1.936, todos los aficionados de España aclaman el toreo sublime de Marcial Lalanda. El triunfo más clamoroso lo lograría en la corrida de su retirada, fue la mejor faena de su vida. Madrid, 16 de Octubre de 1.942. Con toros de Antonio Pérez confirma la alternativa de Juan Mari Pérez Tabernero con Pepe Luis Vázquez de testigo que también estuvo inconmensurable.

Vicente Zabala escribe en su libro, "Hablan los viejos Colosos del Toreo" impresiones personales contadas por el propio matador - "Fui torero por ambiente, por sentimiento, por una llamada muy fuerte, por una atracción irresistible para el ejercicio de este arte. Yo quería ser torero como "Joselito" y lo dije la primera vez que le vi torear, ¡yo he de ser como ese!.

Marcial era consciente de lo difícil que le resultaría ser figura en aquella época denominada de Oro. Nadie duda que Marcial formó parte y contribuyó a la grandeza del toreo y la Fiesta con aquellos inmortales de la Historia Taurina. - "Yo no digo que nosotros fuéramos mejores que estos toreros de ahora, pero lo que si les puedo asegurar es que aquellos tiempos fueron mucho más duros y el toreo más auténtico. Con diez y ocho años de edad ya era matador de toros. Un muchacho que acababa de ver, en la Maestranza de Sevilla la cogida mortal de "Varelito" que toreaba conmigo aquella tarde. Quince días después me contrataron para torear en Madrid una corrida de toros en la que, Manolo Granero encontró la muerte y yo tuve que estoquear al toro "Pocapena". En esa temporada de 1.922 me quedé sin picadores porque los dos cayeron heridos y el tercero que contraté para suplirles también terminó en el hule. Un banderillero de mi cuadrilla moría a causa de una cogida. Todo esto sucedió en mi primer año de alternativa. ¿Era dura o no era dura la fiesta de entonces?

Marcial Lalanda siempre estuvo preocupado por la situación de sus compañeros de profesión. Fue durante muchos años presidente de la Asociación de Auxilios Mutuos de Toreros. Actuó gratis en diez y siete corridas para la benéfica institución creada por Ricardo Torres "Bombita". Marcial compró por 75.000,00 pesetas el solar para edificar el Sanatorio de Toreros. Aquel matador que inventara el quite de la mariposa contaba con bastantes más de setenta años cuando nos hicimos amigos y seguía con ánimo y fuerza suficiente para defender la memoria de los que actuaron con él, a los que están en activo en la actualidad y con la ilusión puesta en los toreros que seguirán apareciendo en el futuro para continuación de la Fiesta.

Sin duda, como reza en su popular pasodoble, "Marcial es el más grande".

sábado, 10 de marzo de 2012

Toro de lidia estofado




Ingredientes (4 personas)

¾ kilo de carne para guisar de toro.
Una cebolla.
2 dientes de ajo.
3 zanahoria.
1 hoja de laurel.
Medio palito de canela.
½ litro de vino tinto.
½ litro de caldo de carne o agua.
Harina.
Sal.
Pimienta negra.
4 patatas.
¼ litro de aceite de oliva.
Sal.
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Preparación:

Troceamos y limpiamos la carne de toro. Marinamos la carne del toro troceado con los granos de pimientas y las verduras peladas y cortadas en juliana (en tiras finas) en el vino durante 8 horas en la nevera.
Una vez marinada la carne las 8 horas, colamos el marinado reservando por una parte la carne del toro, por otro lado las verduras y también guardamos el vino. Pasamos los trozos de carne de toro por harina y sofreímos ligeramente hasta que se doren, sacamos de la cazuela según se van dorando y reservamos.
En el aceite donde hemos dorado la carne, rehogamos en el aceite las verduras marinadas troceadas en juliana (en tiras finas) rehogamos la cebolla, la zanahoria, y los dientes de ajo todo ello cortado en juliana.
Una vez dorada la verdura agregamos a la cazuela la carne dorada ligeramente, añadimos el vino, esperamos que se evapore parte del alcohol y mojamos con el caldo de carne junto con el palo de canela, la hoja de laurel y el vinagre de de Jerez.
Esperamos que se cocine a fuego lento y a hervor suave durante unas 2 horas dependiendo de la dureza de la carne.
Cuando la carne esté casi cocinada separamos la carne a otra cazuela en la que podemos posteriormente presentar a la mesa y pasamos la salsa con un pasapurés y un colador chino para que la salsa sea fina y sin trocitos de verdura. Añadimos las patatas troceadas en cuadraditos pequeños y dejamos cocinar durante 20 minutos más a fuego lento. Antes de servir rectificamos el punto de sal.
Este guiso queda mejor de un día para otro para que repose la carne y la salsa por lo cual es mejor dejar un poco suave de sal ya que con el reposo el guiso tendrá un poco más de sabor.

Receta tomada de Eroski Consumer

lunes, 5 de marzo de 2012

Antonio Cañero en Madrid en 1928


http://www.eldiadecordoba.es

Un rejoneador de alargada sombra

Antonio Cañero Baena creció a la sombra de las crines y los sables, hizo de ellos pasión y profesión y ambos tiñeron de claroscuro su memoria en el sentimiento cordobés


EN la Puerta Osario estuvo la casa familiar de Manuel Cañero Velasco, comandante del Ejército y profesor de equitación en un picadero de su propiedad. En el número 31 de esa calle, nacieron Arturo, Manuel, Carmen y, el 1 de enero de 1885, Antonio Cañero Baena. Los tres varones heredaron la vinculación del padre al caballo, sentimental y profesionalmente.

Salvo que casó con María Morales Vida, poco se ha escrito de la faceta personal de Cañero; como contrapartida, casi nada queda por decir de su trayectoria como rejoneador, un arte en donde fue auténtico revolucionario, maestro y propulsor de nuevos caminos, desde los 28 años en que aparecen las primeras noticias de él.

Dice la enciclopedia Espasa que comenzó "toreando a pie como afición, pero debido a varios accidentes graves, se dedicó a torear a caballo en corridas benéficas". Aunque se sabe que sufrió tremendas cogidas, como la que le destrozó ambos muslos en Córdoba en enero de 1917, el resto de su biografía invita a pensar más en la vocación que en la circunstancia, dada la pasión familiar por el caballo, el profundo conocimiento de ese mundo, el peso de las yeguadas en la ciudad que le vio nacer y su coincidencia con grandes rejoneadores portugueses, como Ruy de Camara, maestro en tierras peruanas de la mítica Conchita Cintrón.

El arte de colocar rejones y banderillas era, según los expertos, una costumbre de nobles que desaparece de los ruedos patrios con los borbones, mientras prevalece y crece en Portugal. Se mantiene en el campo y en fiestas privadas de la aristocracia, como apunta Montis, hasta llegar al duque de Hornachuelos que, "en unión de otros distinguidos jóvenes, organizaba encerronas al amanecer, en el circo de Los Tejares". En esas fiestas privadas, comienza Cañero a exhibir su arte en el rejoneo, siendo oficial del Ejército y profesor de equitación, para acabar reintroduciéndolo en la fiesta taurina, por la puerta grande.

El rejoneador cordobés, debutó el 14 de octubre de 1921, siendo desde ese día pionero en banderillear a dos manos y en matar con el estoque desde el caballo, cuando no remataba la faena pie a tierra. Ataviado con un, entonces novedoso, atuendo de traje corto y sombrero cordobés, creó escuela en grandes figuras, como Joao Nuncio o Simao de Vega, José García Carranza (el tristemente célebre Pepe El Algabeño) y el mismísimo Juan Belmonte.

Sería en 1922 cuando actuó en 22 festejos como profesional, a los que se sumaron los 60 de 1924. En ese año, coincidiendo con la Feria de Mayo, la crítica del diario La Voz decía, bajo el titular "El caballista Antonio Cañero y…pare usted de contar" que en el festejo primero sólo su actuación tuvo interés y en ambos toros, el público, la premió con una "ovación clamorosa". En la segunda, en medio de una crítica feroz a la gestión de Márquez y Facultades se apostillaba: "El triunfo grande e indiscutible ha correspondido al gran rejoneador Antonio Cañero".

En 1925 da un salto triunfal a Portugal; un año más tarde, sufre una grave cogida en Bilbao; en 1928 hace las américas con idéntico éxito y se retira en el 36. Aquel verano solicita su ingreso voluntario en el Ejército, tras la rebelión militar. Parte de su trayectoria, se recoge ya en distintas obras de Moreno Gómez. En 1936: El Genocidio franquista en Córdoba, dice el historiador que, el 23 de julio era capitán y encabezaba por primera vez al grupo de jinetes, que a caballo y al amanecer, provocaron junto a tres baterías de artillería, el primer ataque de los golpistas a la Almodóvar del Río republicana. Era el mismo "Batallón de Voluntarios de Córdoba, al mando del teniente coronel retirado Pedro Luengo Benítez y del rejoneador Antonio Cañero", volverían el día 21 de agosto, tras el bombardeo sobre Córdoba, desatando "crueles represalias". Luego de recibir su armamento y correajes "por envío directo de Queipo de Llano, el Escuadrón de Córdoba, conocido también como el de Cañero o del Amanecer, se integró en el Batallón Gran Capitán formado por "falangistas, jóvenes de acción popular y otras procedencias oligárquicas"; el del rejoneador era de "caballistas, guardas rurales, aperadores de fincas y señoritos aficionados a la equitación".

Estos y otros "méritos" de guerra del capitán Cañero dejarían en los cordobeses el imborrable recuerdo del Escuadrón del Amanecer, y en su carrera militar, un salto de dos escalafones; pues alcanzó el grado de teniente coronel sin pasar por el de comandante.

En los años 50, la transacción con el Ayuntamiento de unos terrenos de su propiedad, bautizaron un barrio con su apellido. Llevaba años retirado en su finca la Viñuela, donde una dolencia cardiaca acabó con su vida el 21 de febrero de 1952. Tras una misa en San Lorenzo, cuatro caballos enjaezados trasladaron su cuerpo al cementerio de San Rafael, en un cortejo tan fúnebre como solitario.
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